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El Rastro de la Historia. NÚMERO NUEVE

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Hacia una Historia del F.E.S. (y VIII)

-Francisco Blanco y José-Lorenzo García-

Culmina aquí la publicación del texto que hemos titulado "Hacia una Historia..". Seguro que es susceptible de mejora, y es más que probable que sus valoraciones y juicios susciten discrepancias. Pero es un primer paso. No estarán cerradas estas páginas para quienes, con rigor y buenas formas, quieran complementar o disentir de los datos y valoraciones que aquí se ofrecen a nuestros lectores.

 


El inmovilismo institucional

El Estado del 18 de Julio apuntaló sus cimientos en el Ejército, en la Iglesia y en el Partido único, primero FET de las JONS, más tarde Movimiento Nacional, (sin olvidar por supuesto el decisivo concurso que el capitalismo financiero prestó al mantenimiento de aquel Régimen). El FES tuvo por fuerza que referirse a esos elementos (como ya se ha visto que lo hizo con la Iglesia Católica) aun cuando su atención fuera muy dispar. Sorprende la escasa dedicación que hacia el Ejército tuvieron las publicaciones del FES. Tan solo un artículo de la revista Resurgir y el apartado dedicado al tema del Manifiesto de los falangistas independientes incidieron en el tema. Podría pensarse que tan corta dedicación a institución de tan fuerte implante en la España del franquismo, no mereciera la atención del grupo falangista por su falta de participación directa en la política activa del país. Puede ser también que se esperara, en el pensamiento utópico del grupo, la remota posibilidad de un apoyo del Ejército a la defensa, no ya de los postulados del FES, que era algo impensable, sino de parte del ideario de la Falange en un momento determinado.

 El Ejército español aparecía como un ente monolítico, cuyo jefe, el general Franco, interpretaba su sentir. Su concurso, como solución de reserva para momentos difíciles, le confería un papel de garante del sistema sin intervención inmediata en los asuntos políticos; pero con la seguridad de que cualquier decisión grave se podría tomar siempre que el Ejército no estuviera en contra.

Para el fundador de la Falange fue deseable que "a imagen del Ejército, informe un sentido militar de la vida toda la existencia española" (15); a pesar de lo cual tomaba precauciones con respecto al papel que el Ejército podía desarrollar en política. Para el FES tal argumento era válido. El Ejército español era presa fácil del halago de la derecha y de la ultraderecha, que mantenían tal actitud para la defensa de sus privilegios de clase y utilizaban a las Fuerzas Armadas no para la función que les estaba designada en el esquema ideológico de la Falange, sino para intereses mucho más mezquinos(16).

También sabían los falangistas que las relaciones de la Falange con el Ejército no habían sido excesivamente buenas. La manifestación sindical del 40, los sucesos de Begoña en el 42, el "proyecto constitucional" de Arrese o los sucesos del 56 habían supuesto de una u otra forma el enfrentamiento entre unos y otros. Diferencias ideológicas sustanciales entre una buena parte de los mandos militares y la Falange habían producido serios roces en el camino que la figura del General Franco había conseguido neutralizar.

 Bien es cierto que militares como Muñoz Grandes, Juan Yagüe, Carlos Ruiz, Pérez Viñeta o García Rebull entre otros, sintetizaron su formación militar con la ideología de la Falange o de la FET, mas estos casos esporádicos no inclinaban el peso del Ejército, ni mucho menos, hacia derroteros falangistas. 

En tal situación el FES repetía doctrina archisabida sobre el pensamiento de la Falange acerca del Ejército. Dada la coincidencia entre el Jefe de la Fuerzas Armadas y el del Movimiento Nacional prefirió dejar para esta última Institución sus más enconados ataques. Influía sin duda una admiración "extraña" por el Ejército, que hacía a los falangistas juzgar con benevolencia a los "halagados" ‑al Ejército‑ de la derecha o ultraderecha y pensar que tan solo estos últimos eran responsables de aquella relación de "lisonja".  

Con mayor detenimiento se analizaba el tema del Ejército y de la Defensa Nacional en el año 1977, cuando el FES ya convertido en FEi preparaba de cara a las primeras elecciones generales su programa político (17). Concedía a la institución armada enorme importancia en cuanto a su intervención en el marco político de un hipotético estado falangista. Tanto es así que el Consejo de Estado que se habría de constituir para las grandes necesidades de la nación, se apoyaría en dos soportes básicos: Ejército y Judicatura. Y todo ello por la sencilla razón de que "si nuestras Fuerzas Armadas han de ser necesariamente quienes en último extremo han de acudir para salvar a la Patria de la destrucción, en caso de incapacidad de los políticos, forzosamente han de participar en la gestión política para evitar esas situaciones extremas". Quedaba pues para el Ejército un papel singular en la configuración del Estado, como bastión, no ya de reserva sino de activa participación en la construcción de las líneas maestras. 

Algo distinto lo constituía la Defensa nacional en donde partiendo de la necesidad de un servicio militar obligatorio, se exponía la urgente necesidad de replantear el sistema llevado hasta entonces. Se ofrecían como alternativas la existencia de un "ejército estable o profesional" compuesto por una minoría de expertos, un "ejército movilizable" con cortas movilizaciones periódicas ("al estilo de la experiencia de Suiza") y un "apoyo a la defensa activa" que "integraría a todos aquellos que, por sus peculiares condiciones físicas, de edad o de sexo, no estén en condiciones de participar en la defensa activa del país".  

Tenemos pues dos claras distinciones con respecto al Ejército:

-En cuanto a su participación en las grandes decisiones del Estado su concurso es obligado. Eso sí, obviando su participación política concreta.

 -En lo referido a la "funcionalidad" de las Fuerzas Armadas se pedía un cambio revolucionario de situación, ajustándose a parámetros más modernos para desarrollar realmente el cometido de defender a la nación.

 Mucha mayor atención mereció el Partido único. Si el Movimiento Nacional significaba la falsificación de la Falange, la respuesta del FES se patentizaba en medidas de zancadilleo teniendo muy en cuenta las posibilidades reales de acción de un grupo tan minoritario. 

Los actos rituales conmemorativos de la fundación de la Falange o de la muerte de José Antonio fueron boicoteados por el FES, bien mediante su asistencia para provocar incidentes denunciando el "secuestro" que aquello significaba, bien realizando actos paralelos, "al margen del aparato oficial". El 20 de Noviembre del 64 la organización falangista convocaba a un funeral paralelo al organizado por el Movimiento en el templo del Espíritu Santo, junto a Capitanía General, en donde el grupo falangista conocía a un sacerdote oficiante en aquella iglesia. Las fechas rituales eran aprovechadas para manifestar el descontento en la calle. Desde la Cuesta de Santo Domingo se organizaba la salida de la corona de laurel los 19 de Noviembre que, con destino al Valle de los Caídos, portaban militantes juveniles del Régimen. Era la ocasión propicia. Gritos, algarada, reparto de propaganda y contrarias consignas entre los "falangistas alternativos" ‑señal de la existencia de diversas opciones‑ acabaron en que las autoridades trasladaran a las afueras de Madrid la salida del cortejo. Al nuevo emplazamiento acudían también los militantes del FES y repartían propaganda critica hacia el Régimen, por lo que se producían frecuentes enfrentamientos con miembros de la francofalange, particularmente con los pertenecientes a la Guardia de Franco, milicia parapolicial de la FET que ya por estos tiempos andaba de capa caída (18).

 La celebración del funeral por José Antonio se trasladó a la iglesia de San José, en la calle de Alcalá, enfrente de la Secretaría General del Movimiento, que aparecía en tales fechas con fuerte protección policial. Año tras año, el líder del FES, Sigfredo Hillers de Luque era citado a comparecer en la DGS en fechas próximas al 20 de Noviembre en donde era avisado de las consecuencias que podía tener aquella convocatoria y de su posible proceso por parte del TOP. A la salida de la misa y tras los cánticos de rigor la concentración se disolvía de propia voluntad ‑volviendo a reagruparse en otros lugares de Madrid para efectuar cortes de tráfico‑ o era disuelta por la policía. De forma parecida los 9 de Febrero y tras intensas campañas en la Universidad, celebraba el FES un funeral por el alma de Matías Montero (19) (una especie de patrón para los estudiantes falangistas) en la iglesia que hace esquina a las madrileñas calles de Marqués de Urquijo y Ferraz. La terminación del acto solía ponerla la policía que disolvía la concentración normalmente al comenzar a entonar el "Viva la revolución" (20) o lanzar consignas contra del Régimen. Fruto de estos altercados fueron repetidas detenciones y apaleamientos por parte de la policía, que si no tuvieron el carácter represivo utilizado con los comunistas sí suponían una represión mucho mayor que la utilizada con sectores testimoniales de oposición que recluidos en despachos apenas si tenían presencia en la calle.

 Aquel tipo de actuaciones con las consiguientes detenciones esporádicas o apaleamientos daban sentido al activismo del FES que veía dirigirse hacia ellos las iras del Régimen. Se sentían una "Falange perseguida" y presentaban aquello como la respuesta que el Estado daba al desenmascaramiento que ellos estaban propiciando (21).  

Cuando se sometió a referéndum la Ley Orgánica del Estado, en donde el FES solicitaba el voto negativo, se distribuyó un escrito titulado "Carta de un falangista al Jefe del Estado" en donde Hillers, sin que su nombre apareciese, criticaba la decisión tomada por el general, haciéndole ver que los mismos tópicos argumentales utilizados por él, servirían para un casi seguro cambio de régimen. Calificaba de "burla" al referéndum en el que sólo se permitió la propaganda a favor del sí y acusaba al Caudillo de haber colocado a los españoles, con el plebiscito de ley orgánica, "a nivel de los países comunistas". Varios falangistas, entre ellos el propio Hillers fueron detenidos. Los falangistas del Movimiento hacían en tanto una fuerte campaña a favor del sí y, como afirmaba Hillers al final de su carta en donde justificaba el anonimato: "Tampoco faltarán jerarquías del Movimiento dispuestas a denunciarnos". El FES salvaba el adaptacionismo de la Falange a cualquier tipo de deseo del Jefe nacional. Sabían de sus escasas fuerzas pero repetían y se autoconvencían de que denunciar aquello era acabar con la confusión histórica a la que se prestaba la Falange. Vana ilusión si examinamos hoy los análisis más recientes sobre el mundo de la Falange (22).

 Por el año 66 la Jefatura del Movimiento de Madrid organizó una campaña de "recuperación de la calle". Se intentaba revitalizar el Partido único con el concurso de las bases. Oradores del Movimiento intervenían en mítines en cines de barriadas (Las Vegas, Fígaro) de la ciudad. Militantes del FES allí acudían enfrentándose a los oradores y a la policía. Nuevamente se practicaba el boicot a los actos del Movimiento porque se entendía que aquel "armatoste informe" era la falsificación de la Falange.  

De mayor resonancia, y a juicio del FES provocado por ellos, fue la suspensión del acto que en el Teatro de la Comedia de Madrid se celebraba el 29 de Octubre en conmemoración de la fundación de la Falange y que pasó a celebrarse en el Consejo Nacional del Movimiento a partir de 1969-

 Gritos e insultos contra el Ministro Secretario, reparto de propaganda y choques físicos entre falangistas de distintas tendencias con el consiguiente desorden público propiciaron el cambio de escenario. Para Eduardo Álvarez Puga los gritos de "Solís traidor", empujones y peleas que allí se producían "no pueden ser interpretados más que como impaciencias juveniles, y el Diario "Arriba" órgano del gobierno calificaba los hechos de "puro grito y algarada" (23); mas la consideración de gamberros no era la más exacta para una organización pequeña pero fuertemente articulada y donde la seriedad era norma imperante. 

¿Se trataba de buscar la pureza perdida poco a poco, culminada con la Ley Orgánica del 66? La mayoría de analistas que estudian la época así lo entienden; sin embargo el FES no entendió nunca que en la FET hubiera pureza falangista ni siquiera en sus orígenes; tampoco reivindicó las figuras de personalidades falangistas otrora en puestos de responsabilidad del Estado, más aun, dedicó sus más fuertes críticas a quienes pudieron hacer en falangista y no lo hicieron. En el análisis del Régimen franquista no salían tan mal parados otros sectores (democristianos o tecnócratas) como los propios falangistas colaboradores con el Régimen. Puede deberse todo ello a un intento de insconciente purificación, de autocrítica feroz en la línea que con extraordinario acierto señalaba Heleno Saña.

 Desde los inicios, locales de la OJE eran frecuentados por miembros del FES, algunos de los cuales con militancia en el grupo juvenil, procuraban realizar allí sus captaciones. Fruto de esa concienciación fue el escrito que en Noviembre del 66 realizó una comisión de 53 mandos y militantes de la Organización Juvenil Española en donde estudiaban las causas de la despolitización de la misma e indicaban la necesidad de que la tal Organización estuviera politizada en una dirección muy concreta. 

Marzo de 1968. La Granja. Frío polar e ilusiones revolucionarias. Bastantes de los militantes del FES proceden de la OJE, algunos, de los Boy Scouts, otros pocos, de organizaciones católicas o simplemente, de las aulas universitarias.

La situación fue cambiando y la OJE interpretó el sentido de agrupación excursionista que le estaba destinado. Militantes del Movimiento, francofalangistas entonces aceptaban la transformación institucional. El reparto de propaganda del FES en locales de OJE llevó a la expresa prohibición de entrada en algunos hogares juveniles a militantes falangistas y la amenaza de aviso a la policía en caso de que ello ocurriera. En todo caso seguían siendo los hogares de la OJE buen lugar para la captación de futuros miembros, buen caldo de cultivo para la adquisición de militantes o simpatizantes.

 Desde la Delegación Nacional de la Juventud se organizaron albergues y campamentos tendentes a la formación de una especie de frente anticomunista universitario. Militantes del FES, que acudieron a estas concentraciones procedieron a boicotearlas, denunciando ante los jóvenes presentes el carácter reaccionario que aquello representaba. Se pretendía la formación de una especie de milicias pro‑régimen que dieran la batalla en unos de los principales focos de agitación, en la Universidad. A tal fin en Peñíscola (1971), en el campamento de Santa Maria del Buen Aire (1973) o en la hospedería de los Benedictinos de Onda (1974) militantes del FES acudieron y denunciaron las intenciones de volver a utilizar a los falangistas como fuerza de choque. Los intentos del coronel San Martín de crear un frente antimarxista (Operación Juventud) fracasaron con la opción falangista del FES.

 Probablemente eso justifique los intentos de aniquilación del grupo por parte del Servicio de Información de Presidencia del Gobierno mediante la constitución de organizaciones paralelas o utilizando el desprestigio, amparado en argumentos tan dispares como la comunistización del FES, la dependencia de sus dirigentes del Opus Dei y despropósitos similares. 

Sin embargo una aparente contradicción entre la dialéctica histórica FES‑Movimiento surgía a partir 72. Tres hechos daban lugar a ello: la asesoría prestada por José Cabanas, dirigente del FES, en la Delegación Nacional de la Juventud, al lado del entonces Delegado Nacional Guillermo Júlvez; la concesión de la dirección del Colegio Mayor del Movimiento "José Miguel Guitarte" a un miembro del FES, Antonio Hermoso, y la participación en uno de los múltiples miniatentados que contra la película "La Prima Angélica" de Carlos Saura, se realizaron en Madrid. Miembros del FES justifican los dos primeros hechos en una especie de gratuita concesión que el entonces vicesecretario general del Movimiento, el histórico francofalangista Manuel Valdés Larrañaga, hacia a los militantes del FES. Se trataba de un intento de acercamiento que el Movimiento ‑o mejor alguna persona, en este caso Valdés enfrentado a Fernández Miranda‑ realizaba para fortalecer la tan decaída presencia azul. Se dirigían hacía al grupo falangista joven mejor organizado, perfecto conocedor de los entresijos universitarios y con una tradición de grupo reivindicativo ya ganada en sus diez años de vida. La asesoría de José Cabanas duró pocos meses y finalizó, lo que resulta muy sintomático, con la llegada de un nuevo Delegado Nacional, procedente de las filas de Defensa Universitaria, Manuel Valentín Gamazo.

La dirección del Colegio Mayor José Miguel Guitarte permitió al FES la elaboración de ciclos de conferencias y debates sobre temas políticos de actualidad, la realización de cine‑forum con películas de difícil visionado como "El acorazado Potemkim, un "Seminario de cuestiones españolas", ciclos de reuniones políticas sobre la Falange ("Los falangistas en el 73", charlas de Antonio Gibello... etc.) Se disponía, con las cautelas necesarias, de otra mínima infraestructura desde donde también se enviaban, merced a un apartado de correos, publicaciones contra reembolso. La organización de esta especie de almacén fantasma era dirigido por Hermoso Trigo y trabajado con detallada pulcritud por Juan José Roldán Herrero.  

En la casa de los Perros, en 1974, Hillers, Pérez Garijo y Hermoso, mandos de la organziación, con Antonio Flores, José-Pedro García y López Créstar, responsables de la actividad juvenil y universitaria.

Precisamente por aquellas fechas, se producía el acercamiento con históricos del francofalangismo tildados de "Judas" hasta el día anterior. La actitud defensiva que tomaban aquellos ante la evidencia de que el Régimen no tenía salida encontraba puntos de contactos con el viejo sueño del FES: la unidad de todos los falangistas; algo realmente imposible que el tiempo se encargaría de dar testimonio. De "anzuelo" podrían calificarse los dos "regalos" que desde el Movimiento se hacían al FES. Conscientes de ello los jóvenes falangistas que veían ahora como ex‑militantes de sus formaciones les echaban en cara esta nueva etapa, justificaban su actitud diciendo que nada a cambio otorgaban, que no había ningún tipo de venta. Sin embargo algo estaba cambiando. Continuaban, sí, la críticas al Movimiento, pero reuniones imposibles de prever tres o cuatro años antes se estaban dando y lo que podía resultar más grave: se redescubría y se pregonaba, la influencia falangista en algunas de las Leyes Fundamentales del Régimen. Decir esto en este preciso momento, tras la historia critica desarrollada por el FES era, cuando menos, inoportuno. Se podía tratar de prestigiar la tesis doctoral del líder Hillers que sustentaba el tema y hacía hincapié en las contradicciones del armazón jurídico fundamental del Estado y la realidad. También era posible el oportunismo político del FES, que sabiéndose o creyéndose los más preparados buscasen contingentes a los que dirigir con sus escuetos recursos humanos. Queda también la duda sobre si se trataba de una "amnistía" que el grupo falangista otorgaba a francofalangistas que habían desempeñados puestos de responsabilidad.

 Un punto y aparte merece el ataque llevado a cabo contra la película La Prima Angélica "justificado" en una escena que hacía burla del saludo falangista. Posiblemente se trate de la única ocasión en donde el FES actuó de forma irracional y utilizando la violencia‑realmente en forma ridícula‑para distinta opción que la legítima defensa. El esperpéntico boicot a la película, (24) que junto a los realizados por "guerrilleros de Cristo Rey" y "mortecinas fuerzas de la extrema derecha" afines contribuyó a la propaganda del film, produjo enfrentamientos en el interior de la organización. Consecuencia de uno de aquellos ataques fue la detención y estancia en la prisión de Carabanchel de un militante del FES. La multa impuesta de 25.000 pesetas fue abonada con cargo a presupuestos de la Delegación Nacional de la Juventud y se rumoreaba que la operación de ataque era vista con muy buenos ojos por Rodríguez de Valcárcel, a la sazón Presidente de las Cortes del Reino.  

Si el Movimiento estaba en el punto de mira del FES no podía librarse de ello su Jefe Nacional, aunque la figura del general Franco fuera tratada desde el comienzo, en las publicaciones, con un cierto respeto, lo que no evitó la crítica hacia quien detentaba los supremos resortes del poder, creador de un Régimen contra el que se luchaba y culpable de la situación de confusionismo en que se veía envuelta la Falange. Tan solo en dos ocasiones ‑editorial del Misión nº 11 y en el cartel pidiendo la abstención en el referéndum de la Reforma Política (25) ‑pudo calificarse de irreverente la postura del FES; así al menos los entendieron los francofalangistas, quienes nunca compartieron el análisis que se hacía de la figura del Caudillo.

 Franco desataba las más fuertes pasiones entre aquellos inclinados a la política, que en España eran minoría. El FES pretendía verlo lejos de la loa e infalibilidad que le suponían sus allegados y también de la consideración de "bestia negra" que pintaban sus encarnizados enemigos comunistas. Incluso se llegó a transigir con la figura del general, teniendo en cuenta que muchos falangistas tenían por él un aprecio irracional, de tipo sentimental, al que se le definía como "devotio ibérica" en claro paralelismo con la extremada fidelidad de los pobladores primitivos de la Península hacia sus jefes. Nunca se le reconoció condición de falangista por lo que nunca se le calificó de "traidor". Las críticas que se le hacían se justificaban por ser responsable máximo de un Estado que, al surgir de una guerra, le situaba en una condición de privilegio con inmensas posibilidades de transformación, lo que no había ocurrido. El culpable de aquella situación podía silenciarse en determinados momentos para evitar el enfrentamiento con los francofalangistas en épocas de apaciguamiento, pero cuando éstos procuraban el elogio -en ocasiones extensible al delfín Juan Carlos- se encontraban inexorablemente con la crítica más implacable que salpicaba evidentemente a quienes en tareas de gobierno habían colaborado con el general, y quienes en su afán de defensa a ultranza de la persona del Jefe del Estado, ocultaban en el fondo, la justificación forzosa de actuaciones  poco ortodoxas con el pensamiento falangista. En repetidas ocasiones fue la figura de Franco la más seria controversia para los intentos de unidad entre las distintas corrientes del falangismo. La figura del Generalísimo producía chispas y así ocurrió en las reuniones de Santa Cruz de Marcenado en el 75 y en el Palacio de Congreso de Madrid en 1976. Agazapados a la sombra de una figura histórica que durante 39 años había dirigido la política española, justificaban en la obra de creación del Régimen su pasado político y llegaban a las expresiones más laudatorias para el Régimen y para su jefe. Pilar Primo de Rivera no dudaba proclamar en el año 75 que "si José Antonio pudiera ver la España de hoy estaría contento y satisfecho"(26). Asertos parecidos probaban para el FES la ignorancia o la mala fe de quienes los pronunciaban y a la larga se demostró imposible de superar tan espinoso tema.  

Esa actitud equivocada estaba presente también en quienes apostaban como salida continuadora del Régimen de una Monarquía del Movimiento Nacional. La decisión de que fuera la monarquía la forma de gobierno continuadora del Régimen, no podía producir más que resquemor entre las filas falangistas. En la que podríamos llamar "época histórica de la Falange", las alusiones a la monarquía, como institución, salvando el respeto debido a sus representantes, eran evidentemente negativas. Se consideraba que esa institución había tenido su momento y que su tiempo había pasado.

 Desde el Régimen se esgrimía como argumento que la monarquía que se había criticado en la Falange primitiva era aquella que conocieron Ledesma o Primo de Rivera, y no la monarquía que llegaba; pero resultaba claro que aquello era una maniobra falaz y caía por su propio peso.

 La monarquía del Régimen, traída gracias a la decisión personal del general Franco, tenía marcado un trazado con hitos en la consulta del 47, en el referéndum del 66 y en la votación de las Cortes del 69. Todos esos momentos fueron objeto de crítica por parte del FES.  Quede claro que la actitud del FES ante la monarquía del Régimen franquista no se agota ahí, y cuando ésta inició su proceso de transformación a monarquía constitucional siguió sin recibir apoyo alguno de los falangistas del FES. A la crítica contra la monarquía del 18 de Julio, continuadora de un Régimen calificado de injusto, se sumaría más tarde, en el periodo de transición democrática, una nueva actitud contraria, llegándose a afirmar que "Si la monarquía es el "motor del cambio"... a muchos españoles tampoco les preocupará gran cosa que el motor se pare definitivamente"(27). 

La plana mayor de la organización en el Valle de los Caídos, en el otoño de 1975. Franco ha muerto y acaso ¿contra Franco vivíamos mejor?

No obstante y a pesar del particular republicanismo de la Falange, miembros destacados de ella acogieron de excelente grado la designación de don Juan Carlos como príncipe porque corroboraban todo lo que Franco dijera. Más aún, desde sectores bien conocedores de la ideología falangista, como era el SEU, y en la posguerra europea se hicieron, de propia voluntad, requerimientos al Jefe del Estado para que "fuera llamado a estudiar en su Patria el Príncipe Juan Carlos, pensando que algún día pudiera el destino llevarle a ocupar el trono de España"(28).

 Se utilizaba desde las tribunas del Régimen la argucia de que aquello no era una instauración monárquica ni una restauración, sino una reinstauración, es decir, la continuación del Régimen del 18 de Julio con miembros de la "dinastía histórica." A ello respondía el FES de forma tajante con el repudio a la Monarquía del Movimiento Nacional. 

El FES había iniciado una campaña sin final contra la monarquía, basándose en el peculiar republicanismo histórico de la Falange, en la faceta de continuismo regiminista que la monarquía representaba, en la posible transformación a una monarquía liberal y en la falta de igualdad de oportunidades que la monarquía representaba. Dicha institución era vista como el símbolo supremo de la realidad capitalista, dictatorial y tecnocrática "fraudulenta y humillante para nuestro pueblo". 

El sentimiento poco favorable a la monarquía venía de atrás, aunque como ya se ha visto un sector pragmático y posibilista de la Falange había puesto sus esperanzas en don Juan Carlos ya en los años 40. Entre las filas del que fuera sector más falangista del Régimen, el Frente de Juventudes, se pudo palpar perfectamente esta situación de rechazo expresada con rotunda claridad en el texto de Alcócer o en el estudio de Sáez Marín sobre el tema. Por supuesto que no faltaron agrupaciones falangistas del Régimen como la Guardia de Franco, que acabarán aceptando la instauración monárquica y se aprestaron a rendir pleitesía al futuro rey. Los sectores más regiministas, como Fuerza Nueva, apoyaban también decisivamente a la monarquía continuadora del 18 de Julio. El oportunismo de esos sectores contrastaba con la imagen de coherencia que siempre mantuvo el FES. Estos jóvenes falangistas pensaban que no era justo traspasar a una persona determinada la más alta magistratura, en razón simple a cuestiones biológicas. Pensaban incluso que había una contradicción más -de las innumerables en las que caía el Régimen- con su primera gran ley, con el Fuero del Trabajo, que reconocía como fuente de una nueva jerarquía de valores el esfuerzo de cada uno. Era evidente que las contradicciones del Régimen, que había salvado el general Franco con la legitimidad que le otorgaba él haber ganado una guerra, no podían ser solucionadas por el sucesor designado.

 

Primavera del 76. La Losa: un grupo de militantes del FES de Madrid. No brindan hoy por la revolución, que sigue pendiente, sino por un par de camaradas, que han terminado sus carreras.

 

 Hacia la monarquía mantuvo el FES una especie de obsesión plasmada en numerosos carteles, artículos, panfletos... lo que la emparentaba con los sectores de la izquierda más radical o con el Partido Socialista que mantenían una posición más dura hacia la monarquía que la expresada por el Partido Comunista. Salvó  siempre el FES el insulto o el chiste fácil hacia el entonces  Príncipe, convencidos que el rigor de los planteamientos no  estaba reñido con la corrección en las expresiones. Utilizaba el  FES como slogan favorito el de "República Sindical" que, desde  luego, se oponía a la forma monárquica y que más representaba un grito en contra de algo que una seria elaboración sobre una  forma determinada de estado. Cuando ya el FES, en su época de  repliegue, y coincidiendo con la transición hablaba de forma de  gobierno, esbozaba confusos planeamientos que optaban por un  Consejo de Estado en donde estuvieran representadas las ramas más  importantes de la nación (Justicia, Ejército, Economía... etc.). 

Lejos quedaban ya los conceptos de Republica de trabajadores a  donde parecía conducir la insistente propaganda de la "República  Sindical" realizada años atrás. 


NOTAS

1. El librito de Ceferino Maestú, lanzado a multicopista, finalizaba así: "Camaradas: si los demás movimientos obreros se sienten fuertes porque tienen historia, porque detrás de ellos están años de lucha, hombres que murieron por su ideal, sacrificios y renunciaciones, también nosotros tenemos un bagaje que nos impulsa, exige y condiciona. Que el recuerdo de García Vara, de Montesinos, de Orellana, de Moldes, de Manuel Mateo, de José Antonio Primo de Rivera y con todos los muertos de la Falange y de sus sindicatos nos obliguen a conseguir, con paz o con violencia, la Justicia y la Libertad en Nuestra Revolución" 

2. S. ELLWOOD, Ob.cit., p. 224 3. Según el ex-militante del FES José Ramón López. Entrevista 11.08.88

4. Los panfletos lanzados para aquella ocasión decían: "Lo que debemos hacer los trabajadores es abstenernos de todo contacto con la Organización Siondical que pueda ser utilizado para su engorde y sostenimiento, y elegir en nuestras fábricas, talleres y secciones a los mejores y más capaces, para que a expensas de la Organización Sindical y con apoyo directo a todos nosotros, gestionen directamente nuestros intereses laborales y resuelvan los conflictos colectivos cada vez que surjan"."Los que se presentan y los que voten hacen el juego a Solís. Salga lo que salga será igual. Los que mandan son los especuladores de solares, los truquistas de finanzas, los ricos tronados puestos a flote por la llamada acción concertada, los negociantes protegidos, los perceptores de las grandes comisiones de compras, los explotadores directos y afortunados de nuestros esfuerzos y de nuestro sudor, los multipolienchufistas. La ralea de los banqueros, aliada a los aventureros del poder político".

5. D. JATO MIRANDA, Ob. cit.‑ RICARDO CHUECA, Ob. cit.‑ J. SÁEZ MARIN, Ob. cit.

6. Ver apéndice documental. Documento-º 6.

7 D. JATO MIRANDA. Ob.cit. 

8. "El FES. ¿Qué es el FES? Como su nombre indica el Frente de Estudiantes Sindicalistas. ¿Es falangista el FES?.Si entendemos por falangistas cuando hay falangistas dentro, entonces sí. Pero si entendemos por falangista cuando para ser miembro es obligatorio el ser falangista, no. El FES no es nada original; es una copia del SEU fundacional y se le imita, no por romanticismo, sino por su planteamiento que sigue siendo el más acertado".  

9. La ley de 29 de Julio de 1943, que el FES pensaba había de terminarse, es considerada como la introducción en la Universidad de los ideales falangistas del nuevo estado.  

11. Ver apéndice documental.  Documento n 7

12."Une sort d´epidemie silencieuse s´etendit jusqu´aux meilleurs esprits... Ce soir là, je m´apercus que pratiquement tous mes camarades participaient au mouvement. A la sortie, j´exprimai ma decepción et mon mécontentement á un amie devant ce nouveau phenoméne d´intoxicacion ideologique qui avait, pour moi, quelque chose d´artificiel. Il me repondit: "Il faut d´accepter la realité telle que elle est". En J. FERNANDEZ KROHN, Le fou de Dieu, Paris, Pierre Marcel Favre, Publi S.A., 1986, pp. 33‑34

13.El País, "Cartas al Director", 01.06.88 y 05.06.88

14. Los correos que llevaron al Ministerio de Educación las propuestas del FES fueron Luis Junquera y José Ramón López, según entrevista con éste de fecha 11.08.88 

15. "...es aspiración nuestra que, a imagen del Ejército, informe un sentido militar de la vida toda la existencia española."J. A. PRIMO DE RIVERA, Textos de doctrina... p.941

 16. Resurgir, "El Ejército en España", año 1969, pp.14, 15, 21.

17. Manifiesto de FEi, Madrid, FES ediciones, 1977, pp.69‑77

 18. La Guardia de Franco estaba constituida por los militantes del Movimiento a donde llegaban, normalmente, desde las Falanges Juveniles de Franco una vez cumplidos los 21 años.

 19. Matias Montero, "El estudiante caído", fue asesinado el 9 de Febrero del 34.La conmemoración de su muerte por los sectores de la Falange es de las de más larga tradición junto con la de Primo de Rivera y Ledesma Ramos.

 20. El "Viva la Revolución" se impone como canción consigna de la Falange de oposición. Normalmente era entonada tras el Cara al Sol y significaba el detonante para la intervención policial.

En su origen fue himno de las Falanges andaluzas, y su texto dice: 

"Viva, viva la revolución,

viva, viva, Falange de las JONS

muera, muera, muera el capital.

Viva, viva el Estado Sindical.

Que no queremos reyes idiotas

que no sepan gobernar

e implantaremos porque queremos

el Estado Sindical.

¡Abajo el rey!"

 21. Existe la tentación de enmarcar al FES como "oposición desde dentro" u oposición tolerada. Algunos siguiendo la clasificación de Linz recogida por el Profesor Tusell, vendría a encuadrar a este núcleo falangista dentro de la oposición alegal: "...habitualmente tolerada y cuando se enfrenta de alguna manera con el poder no se puede decir que arriesgue tanto como la ilegal." X. TUSELL GOMEZ, La España del Siglo XX. Desde Alfonso XII a la muerte de Carrero Blanco, Barcelona, DOPESA, 1975, p.388.‑ Las detenciones de miembros del FES si bien no fueron numerosas sí resultaron importantes, fundamentalmente para afianzar el prestigio interno y externo de la organización. Entre la nómina de detenidos estuvieron Sigfredo Hillers, López Créstar, Carlos García Alix, José Pedro García, Fernando García, A. Hermoso, Luis Molleda... etc.

 22. Ver Apéndice documental.‑Documento nº 8

 23. E. ALVAREZ PUGA, Ob. cit.,pp. 210.211

 24. El hostigamiento al cine Amaya en donde se proyectaba "La Prima Angélica" se realizó en varias ocasiones, siendo la más importante la de un domingo de Octubre en donde participaron unas 60 personas lanzando bolsas de pintura contra la pantalla, bombas fétidas al grito de "¡Saura farsante!

 25. El balance del Referéndum de Diciembre de 1976, en donde el FES pedía la abstención ("Ni sí, ni no, sino todo lo contrario"), fue de seis detenidos y un militante brutalmente golpeado y pateado, con lesiones de pronóstico reservado, a cargo de la Policía Armada.

 26. Ya, 03.07.75, p.11

 27. Del Manifiesto de FEi, p.19

 28. D. JATO, "El futuro de la monarquía" en El Alcázar, 10.04.73

 


  EPILOGO

 A lo largo del presente trabajo se ha estudiado el tema de un grupo político que hizo su aparición en el año 1963 y continuó su existencia hasta el final del Régimen del general Franco, si bien derivaciones posteriores se prolongan hasta hoy, dando muestra de un testimonialismo muy distante de la actitud crítica y de presencia en la calle de entonces.

 No resulta fácil encuadrar al grupo. Para algunos analistas es uno más dentro de la galaxia de grupos de la "extrema derecha"; para éstos, "tontos útiles que hacían el juego al comunismo" y para ellos mismos un grupo opositor al Régimen de Franco que tenía sus coordenadas en el mundo de la Falange.

 Negaron por supuesto y de forma radical cualquier enlace con el "fascismo" o con los movimientos fascistas. No se querían reconocer en ellos argumentando principios filosóficos, pero por supuesto también porque aquello había llegado a ser, en la estrategia del lenguaje, un insulto. ¿Cómo aceptarlo con la escala "F" de Adorno de por medio? 

Al realizar un recorrido breve, pero obligado, dada la adscripción ideológica elegida, al mundo de la Falange opositora o "alternativa" se ha observado que fundamentalmente era voluntarismo y animosidad de algunos pocos ‑generalmente los mismos‑ lo que allí había. El Frente de Estudiantes Sindicalistas empalmaba con estos movimientos, pero mostraba características muy distintas porque se articuló fuera del Movimiento ‑secular marco de referencia para la Falange‑ y porque depuró el discurso falangista. Decía alejarse tanto del revisionismo derechista de la francofalange como de los intentos histriónicos de la Falange "auténtica" del final del franquismo, dejando en la cuneta también, trucos de aproximación a un socialismo descafeinado o "rosa" que algunos propusieron. 

Se ha dado un repaso a su repertorio ideológico, basado principalmente en las teorías expuestas por José-Antonio Primo de Rivera del que fueron fieles seguidores, dando incluso precisión a partes de su pensamiento que se habían prestado a interpretaciones distintas.

 Deformaciones o contradicciones fueron apareciendo en su construcción teórica. Así ocurría que, con la excesiva magnificación dada al fundador de la Falange, se limitaban en cuanto a la utilización de otros teóricos. Hijos fieles de la Iglesia Católica, de quien aceptaban su visión del mundo, no entraron nunca entre las formaciones políticas posibilitadas por aquella.

 Su condición de "conciencia de la Falange" la hacían desde presupuestos integradores de las distintas Falanges y el resultado final fue el fracaso de los intentos de unidad realizados. Pensaron en una posible Falange sin líder y siempre en la organización aparecía la autoridad de Hillers. Atacaron sañudamente al Movimiento Nacional, pero acabaron teniendo relaciones con él y con aquellos que, en su condición de falangistas allí integrados, más habían contribuído a la falsificación de la Falange, según la propia interpretación del FES. Parecía que el marco del Movimiento se hacía preciso incluso para estar fuera de él. Se llegaba a la demostración de que una cosa era la realidad de su discurso y otra muy distinta el discurso de la realidad. La incidencia que tuvieron fue muy limitada y afectó fundamentalmente al mundo de la enseñanza universitaria, lugar claro de contestación al sistema de Franco, en una época en que tal actitud era poco frecuente.

 La dura militancia a la que fueron sometidos sus miembros terminaba un buen día sin contrapartidas a tan enconado esfuerzo, El fracaso pudo resultar evidente. Todo está en función de las expectativas logradas. La eterna "revolución pendiente" continuó en tal estado. Pero para una formación que se definía en cuanto al compromiso militante ante la vida y que entendía antes que el triunfo político la asimilación de una ética muy precisa, aquella etapa de juventud habría merecido la pena.

 


  BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

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 Se han consultado las publicaciones periòdicas siguientes: 

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Avanzada, (Madrid), Febrero de 1975 

Cambio 16, (Madrid), 17.04.77

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 Es Así (Madrid), 01.01.63 a Mayo de 1964, 5 números. 

Historia 16 (Madrid), nº 1, 2, 8, 9, 76, 91, 98, 127 y 132

 Historia y Vida, (Barcelona-Madrid), nº 89

 Informaciones,(Madrid), 31.10.68 y 16.05.89

 La Verdad, (Alicante), 16.02.75

 Mundo, (Barcelona), Febrero de 1969, nº 1500‑1501 

Pueblo, (Madrid), 21.11.72

 Ya, (Madrid), 01.11.68 y 03.07.75.


HACIA UNA HISTORIA DEL F.E.S.  

SUMARIO  

I.- Número 2 de la revista:  

V.- Número 6 de la revista:

Introducción.

La definición doctrinal-

Metodología.

Lo azul.

Antecedentes y controverisa ideológica.

Conceptos vertebradores.

El estado de la cuestión.

El marco católico.

II.- Número 3 de la revista:  

VI.- Número 7 de la revista:  

Antecedentes.

El movimiento obrero.

III.- Número 4 de la revista:  

VII.-Número 8 de la revista:

La aparición del F.E.S.

El movimiento estudiantil.

Formaré junto a mis compañeros.

 

IV.- Número 5 de la revista.

y VIII. Número 9 de la revista.

Estructura orgánica

El inmovilismo institucional.

La Asociación Juvenil Octubre

Notas.

El Círculo Ruiz de Alda

Epílogo.

Los militantes del F.E.S.

Bibliografía utilizada.

Publicaciones.

 

Relaciones con grupos de extrema derecha.