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El Rastro de la Historia. NÚMERO ONCE

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EL TEATRO ESPAÑOL UNIVERSITARIO (T.E.U):

UN LUSTRO DE SESENTA Y UN AÑOS

-Juan J. Higueras de Vallejo-

En los medios de comunicación y en la propia Universidad Complutense, se celebra este año el cincuentenario de la fundación del T.E.U. 

El T.E.U se empezó a gestar en Enero de 1.941, y el 23 de Marzo del mismo año se presentó oficialmente en el Teatro Español, con la comedia en tres actos dividida en ocho cuadros de Tirso de Molina titulada “La Mujer por Fuerza”, y en la misma función se representó la comedia dramática en un acto titulada “Navidades en la Casa Bayard”. La dirección artística fue de Modesto Higueras y la plástica y figurines de José Caballero y J. J. Morales. Está a la vista el programa, a disposición de curiosos e interesados.  

Si las matemáticas no fallan, en el año 2.002 se cumplen sesenta y un años (61) de su fundación. Se ignora a qué será debido el error: si a mera falta de información, o a la voluntad de silenciar la primera etapa del T.E.U. que, como se comenta en este artículo, fue de las más  fructíferas. Queda dicho.

El origen directo del T.E.U. habría que buscarlo en las representaciones que los educandos de los Jesuitas hacían en fechas señaladas. Quizá su proyección fuese limitada al ámbito escolar (por la composición del elenco), ya que se eliminaban los papeles femeninos y existía una censura especial del texto; pero su labor en cuanto a montaje acusa una dignidad y preparación grandes.

Los teatros universitarios, aparte del ensayo de Martínez Sierra con su Teatro de Arte en Eslava, allá por los años veinte, tienen una concreción a finales del año 1.931, al crearse “La Barraca”: teatro universitario que, reglamentado y dirigido por el poeta Federico García Lorca, tiene por esencial objetivo la depuración del teatro mediocre, mercantilizado, y la orientación de un público que otros espectáculos masivos tenían apartado de la verdad teatral. Lorca intuye que esta labor sólo puede hacerse a través de la Universidad y convoca a los estudiantes.

Uno de los estudiantes que acude a la convocatoria de Lorca fue Modesto Higueras que -una vez superadas las pruebas de aptitud, consistentes en la lectura improvisada de prosa y verso, declamación según la intuición, corrección de tonos y pausas, y respuesta a cuestiones sobre la vocación y concepto del teatro, ante el tribunal, compuesto por los catedráticos Pedro Salinas, Américo Castro, el joven escritor Eduardo Ugarte y el propio Lorca- pasa a formar parte del teatro universitario “La Barraca”

 “La Barraca”, como teatro universitario ambulante, debutó en Burgo de Osma (Soria), con tres deliciosos entremeses de Cervantes, incorporando más tarde a su repertorio a Calderón, Lope y Tirso, nuestra gran trilogía. 

Durante cuatro años, en los pórticos de las iglesias, en las plazas públicas o en los escenarios de las grandes ciudades, “La Barraca” revalorizó nuestra dramática, partiendo de lo clásico pero con sistema parecido al de Max Reinhart, montándolos en refundición, acercándolos con un aire de juventud. Lorca es, para el teatro, el antecedente más auténtico y cercano en la renovación de la dirección escénica nuestra; establece la diferenciación entre director artístico y director realizador. Él pertenece a éstos últimos, ya que enseña a interpretar, marca el sonido, elimina la plástica o envuelve la escena de barroquismo; es decir, recrea, pero teniendo en cuenta la objeción de Copeau: “El poeta, el dramaturgo, ya han trazado las vías por donde debe pasar el intérprete, y no es posible evadirse...”

“La Barraca” no montó nada más que teatro clásico español, y únicamente, debido a la admiración que sentía Lorca por Antonio Machado, le hizo un homenaje, escenificando su famoso romance “La tierra de Álvar González”, que el propio Federico interpretaba.

En agosto de 1.935, en la Universidad Nacional de Santander, Modesto Higueras dirigió su primera obra por deseo de Lorca: montó “El Caballero de Olmedo” de Lope, llevando de compañero en la plástica a ese gran pintor que es José Caballero. Otros no menos célebres, como Pruna, Gaya y Benjamín Palencia, colaboraron en los montajes de este Teatro Universitario gonfalonero, como dijo Marqueríe, de la gran revolución dramática que, a partir de 1.941, iban a librar los T.E.Us, bregando por la dignificación de nuestra escena.        

En septiembre de 1.939 Modesto Higueras fundó el Teatro Nacional de las Organizaciones Juveniles y durante año y medio, con montajes clásicos, llevó en realismo o estilización una campaña de buen teatro en albergues, campamentos y ciudades; pero como la edad de sus componentes y su proyección al público era para menores, la temática a ofrecer era limitada.

A primeros de enero de 1.941, José Miguel Guitarte, enterado del experimento teatral de Modesto Higueras le llama a su despacho y le expresa su deseo de que forme un Teatro Universitario a semejanza del que fundó su maestro García Lorca. Así nació el T.E.U Nacional.

Con un entusiasmo increíble, convocó a los estudiantes que deseaban participar en la empresa, y durante dos meses realizó pruebas de aptitud, examinando voces, tonos, lecturas expresivas en prosa, declamación y test sobre concepto del teatro y su vocación: en cierto sentido, lo que su  maestro Lorca realizó para crear “La Barraca”.

Logró en ese tiempo una compañía en el sentido auténtico, una armonización de todos sus componentes en beneficio del diálogo del autor con el espectador, a través de ellos, de su interpretación. Se apoyó bastante en las teorías de Fedor Komisarjersky, sobre su teatro de síntesis, en donde todos los artistas tienen que ceñirse a una unidad interpretativa, deben de sentir la obra de una manera exacta. Durante mas de diez años trabajó en colaboración y amistad con hombres como Tamayo, González Robles, Salazar, Mario Antolín, Pérez Puig y tantos otros.

La proyección principal de TEU fue por y para universitarios, aunque no torció vocaciones; todo lo contrario, alentó cualquier iniciativa de actores, escenógrafos y directores. Hay cantidad de figuras de radio, TV, cine y teatro que están entroncados con las realizaciones del TEU: José María Rodero, Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Nati Mistral, Maria Cuadra, Maria Jesús Valdés, Carmen Bernardos, Carmen Mendoza, Matilde Conesa, las hermanas Hermida, Valeriano Andrés, José Manuel Martín, Jesús Puente, etc.

Para da una idea del la labor del TEU Nacional desde su creación y en los diez años que Modesto lo dirigió, puede señalarse que se montaron más de medio centenar de obras nacionales y extranjeras. Algunas de estas últimas por ejemplo “Navidades en la casa Bayard” de T. Wilder armó tanto escándalo su estreno por el choque de un simbolismo reiterativo y una aparente falta de acción, que los jóvenes de entonces – no todos, claro está- se unieron a los tradicionalistas teatrales, a los encarrilados en la rutina del teatro comercial. Hubo necesidad de repetir al año siguiente el experimento con la misma obra y, caso extraordinario, fue un éxito apoteósico, incluso en el resumen teatral se la señaló como la obra más importante y atrevida de la temporada.

Algunos de los montajes realizados en la etapa en que Modesto Higueras dirigió el TEU fueron: “El burlador de Sevilla”, ”La villana de Vallecas”, “Santiago el verde”, “San Isidro”, “Fuenteovejuna”, de Lope; de Calderón: “La Vida es sueño” –la comedia y el auto sacramental; de Cervantes: los Entremeses, “La Guarda Cuidadosa” y “La Cueva de Salamanca”; “Los Sacristanes Burlados”, de Quiñónez de Benavente; “El Sí de las niñas”, de Moratín. De autores contemporáneos los nombres de Marquina, Torrente Ballester, García Nieto, José Luis Sanpedro, García Luengo, Iriarte y Mihura, entre otros, y los extranjeros O’Neill, T. Wilder, Tagore, Fulchignem, Fergunson, etc. Todos estos ocuparon la etapa de Modesto en TEU Nacional; a esto añádase la labor de los TEUs de Distrito y se comprenderá que la juventud universitaria ha estado presente en la defensa  y revalorización de nuestro teatro.

Dos etapas tuvo el Teatro Español Universitario, importantes ambas, pero la primera dispuso de más independencia sobre la elección de obra y plástica aunque por el tiempo que duró la segunda etapa, se pudo realizar un repertorio importante y aleccionador.

La primera etapa, desde su fundación en enero de 1.941 hasta abril de 1.944, estuvo bajo la tutela directa del Sindicato Universitario, y la otra etapa comprende desde el año 1.944 a 1.956, encuadrado en la Asesoría Nacional de Cultura y Arte del Frente de Juventudes.  

Ciñéndonos a la etapa que va de 1.941 a 1.944, Modesto tuvo entera libertad para la elección de obras, así como en la selección de colaboradores esencialmente en la plástica: José Caballero, José A. Morales, Acha, Juan Ismael, Aguirre, López Vázquez... que supieron compenetrarse con las obras y ofrecieron en su expresión colorido y sugerencia al espectador, tanto en decorados como en figurines.

Faltaba el contacto al aire libre en una plaza amplia para que asistieran varios miles de espectadores, y esto se pudo lograr en la llamada Plaza de la Paja, antigua de Los Carros, en Madrid. Modesto consideró que lo más propio era un auto sacramental, pero más directo y más comprensible que los calderonianos, por lo que se decidió por “El Hijo Pródigo” del maestro Valdivieso, con música elegida por Victoriano Echevarría, que dirigió la orquesta, con intervención de bailarines de la Escuela de Danza. Los figurines eran de Acha e Ismael y los decorados, de una alegoría y colorido importantes, de Aguirre. Los cinco días que duraron las representaciones fueron un auténtico éxito.

El repertorio de la segunda etapa del TEU – 1.944 a 1.956 – fue mas viajero y se recorrió Francia, Alemania y Portugal, destacando en su montaje obras como “La paloma de Cartón”, de J. L. Sanpedro; “La Senda Iluminada”, de Vizcaíno Casas; “Retablo del Ángel, la Pastora y el Hombre”, de García Nieto; “Sainetes”,  de Arniches; “Zona de Peligro”, de Ferguson; “Jinetes hacia el mar”, de J. M. Singe; así como la mayoría de los clásicos españoles.

En el año 1.951-52 Modesto Higueras abandona la dirección del TEU Nacional para embarcarse en la aventura americana, que le llevaría a fundar y dirigir el Teatro Nacional de la Republica Dominicana; a su vuelta, un año después, accede a la dirección del Teatro Español, a la del Teatro Nacional de Cámara y Ensayo y a tantas aventuras teatrales que serían motivo de otro artículo mucho mas extenso que este. De todas ellas, para seguir con el motivo de este artículo, hay que destacar su vuelta a la dirección del TEU Nacional. En septiembre del año 1.955 participa en la IV Delfíada Internacional de Universitarios, celebrada en Saarbrucken donde compitieron con lo más destacado del teatro universitario europeo: actores de la Universidad de Mainz Spieltz, el Teatro Libre de Bruselas, el de Coimbra, Génova, Bristol, Gotemburgo, Bradfiel College de Inglaterra, los Teofilianos... fue como un seminario teatral donde se ofrecieron obras de Esquilo, Calderón, Cervantes, Eurípides, Sófocles, etc.

El TEU Nacional y los de Distrito contribuyeron a escribir páginas importantes en la historia de nuestro teatro, gracias a tantos actores, actrices, directores, escenógrafos, etc. formados en su seno. Y, sobre todo, gracias a la labor de Modesto Higueras, de quién Mario Antolín, llegó a decir que “... parecía intemporal, estaba en el teatro desde siempre. Desde antes que Eurípides y Esquilo, desde antes que Calderón y Lope, desde antes que Shakespeare y Molière.. que con su dedicación y talento convirtió el TEU en magnifica escuela de actores y directores”.

Se puede afirmar que el Teatro Español, la escena, el mundo del arte, tienen una deuda de gratitud con el TEU y su fundador.