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El Rastro de la Historia. NÚMERO ONCE

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Aproximación a la estructura sociológica de la

Falange de Badajoz antes de la Guerra Civil

-Ángel David Martín Rubio-

Entre las 1.514 víctimas causadas por la represión republicana en la provincia de Badajoz, hay 470 (es decir, un 31%) que aparecen en la documentación integrante de la Causa General con una filiación política concreta, mientras que el resto son calificados genéricamente como personas de orden o de derechas[1].

Dada la naturaleza de esta información, es lógico que los datos de que disponemos no sean completos, pero permiten establecer una tendencia general en la distribución de la procedencia ideológica de los considerados enemigos de la República o potenciales adictos a la sublevación, así como la estructura socio-profesional predominante en cada organización. La cifra global se desglosa así:

 

Víctimas

Porcentaje

Acción Popular

275

58,51

Partido Radical

46

9,79

Otros derechas

6

1,28

FE de las JONS

127

27,02

Izquierdas[2]

16

3,40

A partir de esta información, vamos a efectuar un acercamiento a la composición social que define a la Falange de Badajoz antes del 18 de Julio. Para ello, comenzaremos por aproximarnos a los primeros pasos de esta organización en dicha provincia mediante algunas notas que pretenden hacer luz en una historia confusa y que esperamos ratificar o corregir conforme la documentación y los testimonios lo permitan.

1.                   Trayectoria de la Falange de Badajoz antes de la Guerra Civil

Los primeros pasos de lo que sería la Falange de Badajoz se dieron en la primavera de 1933, coincidiendo con la aparición del periódico El Fascio y del Movimiento Español Sindicalista (M.E.S.) cuyo Delegado Provincial era don Carlos Pacheco y Lerdo de Tejada, propietario de 65 años y de origen emeritense que había sido Senador durante la Dictadura de Primo de Rivera. Con él se puso en contacto  y actuó desde los primeros momentos, Arcadio Carrasco Fernández-Blanco, abogado y agricultor de Zalamea de la Serena[3].

Al acto fundacional de Falange Española, el 29 de octubre de 1933 en el Teatro de la Comedia de Madrid, asistió una representación de Badajoz compuesta por siete vecinos de Zalamea:

¾   Arcadio Carrasco (que ocupó un puesto en el escenario)

¾   Juan Jara Hidalgo (panadero)

¾   Julián Sánchez Urbina (gerente de fábrica de 27 años[4])

¾   Francisco Granado Martínez (labrador de 20 años[5])          

¾   Florencio Gallardo

¾   Fernando Calero Orozco

¾   Juan Pozo Sánchez.

 

El segundo de los citados, Juan Jara, sería asesinado apenas un mes después (3-diciembre-1933) en Zalamea de la Serena cuando pegaba en la calle unos carteles de propaganda. A él aludía José Antonio unos meses más tarde en el Parlamento:

Que a nosotros nos han asesinado un hombre en Daimiel, otro en Zalamea, otro en Villanueva de la Reina y otro en Madrid, y está  muy reciente el del desdichado capataz de venta del periódico F.E.[6].

 

Con este motivo, Emilio Alvargonzález, Delegado Nacional de Provincias, estuvo en Zalamea llevando una lápida que se colocó en la tumba de Juan Jara el 20 de diciembre y 500 pts. que se impusieron en una cartilla a nombre de la hermana menor de Juan. Era el único dinero de que disponía la Falange en esos momentos. El texto de la citada lápida decía así: “JUAN JARA HIDALGO / De Falange Española / Muerto / 3 de diciembre de 1933”.

Eduardo Ezquer, residente en Don Benito, se adhirió por escrito a la Falange después de este acto y recibió contestación en un impreso firmado por José Antonio donde se le invitaba a ponerse en contacto con don Carlos Pacheco. El primer Delegado de Don Benito fue Eusebio Donoso-Cortés y el 29 de noviembre de 1933, ante las fuertes discrepancias, surgidas entre éste y Ezquer se trasladó a dicha localidad, por indicación de don Carlos Pacheco, Arcadio Carrasco quien reunió a ambos y, de acuerdo con todos, designó Delegado Local a Leopoldo Nieto Martín-Romo, Capitán de Caballería retirado de 53 años[7] que poco después dejó su cargo y fue sustituido por Eduardo Ezquer (quien ya aparecía como tal en el diario Hoy del 6 de marzo de 1934).

El 4 de febrero de 1934, la Falange de Badajoz estuvo presente en el acto de Cáceres mereciendo una especial mención de José Antonio:

Y reciban luego una felicitación entusiasta por su intervención auxiliar las magníficas escuadras de Sevilla, ejemplares por su temple disciplinado, que mandó Sancho Dávila; las de la provincia de Badajoz, puntuales y vibrantes, que mandó Arcadio Carrasco y Eduardo Ezquer, y las de Madrid, excelentes de presencia y de espíritu, que fueron al mando de Julio Pérez ... Madrid, 14 de febrero de 1934[8].

 

A este acto la representación de Badajoz se trasladó en un autocar desde Zalamea y asistieron camaradas de dicha localidad, Quintana y Don Benito.

El 11 de febrero de 1934 se recibía oficio de Madrid sobre la formación del Triunvirato Provincial de Badajoz y el 16 de abril Emilio Alvargonzález, Delegado Nacional de Provincias, ordenaba a don Carlos Pacheco citar en Mérida a Arcadio Carrasco, Eduardo Ezquer, Terán de Zafra y Alba de Badajoz pero el Triunvirato no llegó a formarse. Poco después D. Carlos Pacheco quedó apartado de Falange por su edad y otras circunstancias, especialmente su destacada actuación en la Dictadura[9].

Las organizaciones falangistas de la provincia y la capital tenían ya una importancia tan acusada que en las cláusulas de la fusión de “Falange Española” y de las “Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista”, había un apartado en el que se las citaba como base de la organización del nuevo movimiento. Como consecuencia de esta decisión, se creó el primer triunvirato provincial y se procedió a crear como organizaciones falangistas, a partir del eje de las más antiguas de Badajoz y Don Benito, las de Almendral, Oliva de la Frontera, Quintana de la Serena, Castuera, Torre de Miguel Sesmero (centro inaugurado con asistencia de Manuel Mateo), Zalamea de la Serena, Higuera la Real, Monterrubio de la Serena, Mérida, Almendralejo, Cordobilla de Lácara y algunas más[10]. Con fecha 28 de agosto, la Junta de Mando designaba a Ezquer como miembro del Consejo Nacional.

En octubre del mismo año, Eduardo Ezquer asistió a la reunión de dicho organismo en el que desaparecieron los triunviratos y el 17 de noviembre de 1934, el diario “Hoy” publicaba que había sido nombrado Jefe Provincial de Badajoz. Ezquer había propuesto a Arcadio Carrasco por considerarlo más apto y merecedor por su antigüedad pero el mando decidió elegirle a él. Poco después apareció en el mismo periódico una nota en la que el Triunvirato Local de Zalamea anunciaba la disolución de la JONS local haciendo constar que se trataba de la más antigua y con mayor número de afiliados de la provincia.

Durante 1934 y 1935, el jefe provincial, Eduardo Ezquer, desempeñó un importante papel en la organización alentando activos núcleos de militantes que tuvieron que enfrentarse con violencia a los ataques de los socialistas y a las insidias de la derecha más reaccionaria. El diario Hoy aludía con estas palabras a los frecuentes sucesos de Don Benito:

Un día es la venta del semanario FE que los contrarios intentan evitar violentamente secundados por algunos guardias municipales que creen que el uniforme y los atributos de la autoridad sólo pueden estar al servicio de los “camaradas”. Otro día  es el maltrato brutal a unos niños que llevan lacitos azules en sus blusas lo que provoca la intervención de los fascistas con la consiguiente herida de los enemigos. Más tarde es la emboscada cobarde, la ruptura de cristales, el insulto procaz, la mirada desafiadora, los mueras y los cantares alusivos y por último el asalto a la casa -no habitada- del triunviro Ezquer[11].

 

Centuria de la Falange de Badajoz.

En efecto, y sólo por citar algunos de los casos más llamativos, El 4 de marzo de 1934 en  Don Benito, veinte falangistas que venden la revista FE en la plaza del pueblo son atacados por grupos socialistas que serían dispersados. Fue detenido Eduardo Ezquer y resultaron  varios heridos.  El 29 de marzo una manifestación de socialistas maltratan a dos niños por llevar lacitos azules en la blusa y agrede a varios transeúntes, por lo que unos falangistas se defienden  resultando herido Vicente Sánchez y varios más detenidos (de los agredidos, no los agresores). En la madrugada del día 1 de es golpeado y acuchillado el joven José Cazalet por confundirle con Pedro Barquero que era uno de los falangistas del suceso del día 29. El 13 de mayo de 1935, y también en Don Benito, hay una colisión entre falangistas y socialistas; fue muerto uno de éstos y otros resultaron heridos. El propio José Antonio participaría en la defensa de los inculpados ante la Audiencia de Badajoz. El 11 de septiembre en Quintana de la Serena, tres comunistas fueron gravemente heridos[12].

El domingo 28 de abril de 1935, se celebró en Don Benito un acto de propaganda con asistencia de miembros de las JONS de Badajoz y Cáceres además de los que llegaron de Madrid, a pesar de lo cual, la mayoría del numeroso público asistente estaba formado por personas extrañas a las filas falangistas. En el mitin intervinieron Eduardo Ezquer, Antonio Parejo, de la organización local de Don Benito, Virgilio Viniegra, jefe provincial del S.E.U. y los dirigentes nacionales Manuel Mateo, Raimundo Fernández-Cuesta, Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. Terminado el acto, en el que no ocurrió el más mínimo incidente, unos quinientos asistentes participaron en una comida popular. A los postres entraron una veintena de muchachas de Don Benito para escuchar, si se pronunciaban, los discursos, y, aunque se había pensado que no los hubiera, José Antonio les dirigió sus conocidas palabras acerca de Lo Femenino y la Falange[13].

José-Antonio sale de informar en la Audiencia de Badajoz. Le acompañan Ezquer, Aguilar y Manuel Mateo

A lo largo de este tiempo, en toda la provincia se multiplican los centros y nacen los de Villanueva del Fresno, Alconchel, Olivenza, Higuera de Vargas, Salvaleón, Fuentes de León, Talavera la Real, La Nava de Santiago y otros más, que reciben ya en los preludios de las elecciones de feberero del 36 la visita de los mandos provinciales a los que acompañaba el secretario nacional del sector obrero Manuel Mateo. Pero la visita de éste a Extremadura tenía, además, otra finalidad. El enfrentamiento entre Ezquer y Carrasco se había agudizado y Arcadio acusaba al primero de ser un mando colérico e impopular, lo cual resultaba un obstáculo para ganar gente. José Antonio le suspendió temporalmente del cargo y decidió enviar a Manuel Mateo como inspector para que investigara la cuestión. Este, estimó infundadas y falsas las acusaciones y José Antonio se apresuró a enviar a Ezquer una carta de disculpa[14].

A finales de 1935, era el propio Ezquer quien pedía a José Antonio su relevo como jefe provincial de Badajoz y consejero nacional por considerar que en Falange Española se habían infiltrado bastantes señoritos en puestos sobresalientes (“O acabas con el señoritismo infiltrado en Falange -denunciaba Ezquer- o éste acabar  con la mejor ocasión revolucionaria de España”).

Estando confinado en Aldea del Cano, después de haber sido expulsado de la provincia de Badajoz por las autoridades republicanas, Ezquer recibió un oficio del gobernador civil ordenándole trasladarse a Escurial. Al presentarse a las autoridades correspondientes éstas confundieron la “u” con la “o” de El Escorial, por lo que pudo marchar a Madrid y entrevistarse con José Antonio comprobando que su motivo de alarma ya había sido observado por éste[15]. No obstante, su expulsión de la provincia y los confinamientos hacían aconsejable nombrar otro jefe como se hizo semanas después en la persona de Arcadio Carrasco[16].

En estas circunstancias, la Falange, con escaso peso numérico hasta entonces, conoció un fenómeno de crecimiento por aluvión. A pesar de su fracaso electoral (o precisamente por su no implicación en la derrota derechista) a partir de febrero de 1936 se produce la incorporación de una militancia de procedencia dispar, pero entre la que predominaban los que habían pertenecido a las Juventudes de Acción Popular, en ocasiones ajenos a la línea ideológica y al estilo del movimiento[17].

Paralelamente, a partir de la segunda quincena de marzo, comenzaba el desmantelamiento policial de la organización a la que el gobierno frentepopulista consideraba única responsable del desorden. A consecuencia de ello el propio jefe nacional, José Antonio, y prácticamente todos los dirigentes de la Falange ingresarían en prisión. Arcadio Carrasco estuvo detenido en la cárcel de Castuera y en esta localidad fue agredido a tiros el 23 de marzo de 1936 por un guarda municipal[18]. El 14 de abril, horas después de ser puesto en libertad, fue de nuevo detenido y expulsado de la provincia al producirse un choque entre falangistas y socialistas con más de 20 heridos, 4 de ellos falangistas. A lo largo de estas fechas, el diario Hoy registra con frecuencia altercados de diversa consideración así como el ingreso en prisión y la puesta en libertad de numerosos falangistas. En este contexto hay que situar sucesos como el atentado contra el Gobernador Civil de la provincia, que se efectuó en las proximidades de Almendralejo resultando herido el Comandante de Asalto que le acompañaba[19] y el asesinato en Castuera del falangista Leopoldo Sánchez Hidalgo (14-julio-1936)[20].

2.                  La participación de la falange de Badajoz en el 18 de Julio

Según sus propias declaraciones, Arcadio Carrasco ingresó en la Cárcel Modelo de Madrid el 5 de mayo donde, junto a otros falangistas, se encontraba detenido José Antonio, y fue puesto en libertad en junio. Amparado en la inmunidad parlamentaria de Fermín Daza Díaz del Castillo, simpatizante con la Falange, se trasladó a Ciudad Real donde, por orden de José Antonio, reorganizó dicha provincia. Por este motivo, actuaba como jefe provincial de Badajoz en la práctica Diego Garrido García, de Almendralejo.

En julio, volvió a Badajoz donde recorrió las organizaciones locales acompañado de Manolo Carande y Pepe Cid, viajó a Alicante para llevar a José Antonio unos papeles que le entregó su hermano Fernando y traer contestación, y comunicó en Madrid que estaría en una finca entre las provincias de Badajoz y Córdoba. Al tener noticia de que los Guardias de Asalto le habían localizado, marchó a Córdoba donde se sumó al Alzamiento hasta que en agosto se incorporó en Sevilla a la Columna que mandaba el Teniente Coronel Yagüe en dirección a Badajoz.

Según estos datos, aportados por el propio Carrasco, el jefe provincial de FE de las JONS, difícilmente pudo participar en la decisión de sumarse al Alzamiento que se tomó en Badajoz cuando Feliciano Sánchez-Barriga recibió un telegrama que el día 17 de julio se daba a conocer en un café de la capital a los mandos locales y provinciales[21]. Dicho acuerdo no tuvo ninguna trascendencia en las organizaciones locales, pues sus responsables afirman generalmente no haber recibido las instrucciones esperadas[22] mientras que los que actuaron lo hicieron por iniciativa propia y fueron ellos los que buscaron, en ocasiones, el apoyo de la Guardia Civil, no al revés.

2.1.              La Falange de Badajoz y el Alzamiento

En La Nava de Santiago había tenido lugar un curioso precedente:

Residía en este pueblo el camarada José Tabares Gragera el cual era Jefe de la Falange clandestina y estaba en contacto con estos elementos tanto provinciales como Nacionales, encontrándose en Badajoz el día 13 de julio de 1936 fecha del asesinato de D.José Calvo Sotelo, el cual regresó expresado día al anochecer y trajo la noticia que produjo la natural alarma entre todos los elementos de orden de la población; mas como este asesinato encendiera aún más las persecuciones por parte de los marxistas, encarcelaron a varios patronos y obreros que fueron libertados en la madrugada del día 15 de julio, para lo cual y por las fuerzas que seguían al camarada Tabares Gragera fueron violentadas las puertas del Ayuntamiento constituido en prisión, todo ello en la creencia de haber estallado el Alzamiento en toda España para limpiar de marxistas nuestra Patria. Varias horas estuvo la población bajo el dominio de los fascistas, sin que por las calles se dejara circular a nadie que no extendiera su brazo en alto y diera el grito de ARRIBA ESPAÑA.

Como fueron vencidos: A las ocho de la mañana próximamente del día 16 hizo su presencia en este pueblo un grupo de guardias de asalto al mando del Capitán Medina para sofocar este Alzamiento el cual ordenó la práctica de diligencias y encarcelamiento de todos cuantos tuvieron intervención en el mismo, ascendiendo el número de los detenidos a unas cincuenta personas entre ellos como es natural el Jefe de la Falange D.José Tabares. Fueron duros los castigos y propinaron sendas palizas, recogieron infinidad de escopetas y se llevaron conducidos a Mérida en la madrugada del día 17 a once de los detenidos de los cuales asesinaron el día 7 de agosto a los camaradas José Tabares Gragera, Antonio Vizcaíno Carreto, Toribio Macías Dorado y Camilo Agudo Cortés. En la tarde del día 17 de julio y sin duda por tener noticias del Alzamiento en toda España se ausentaron todas las fuerzas de Asalto, quedando los detenidos en poder del Alcalde marxista[23].

 

El 18 de julio sorprendió a la Falange de Don Benito sin ningún preparativo[24] pero los jefes de la JONS local se ofrecieron a la Guardia Civil indicando la conveniencia de salir a la calle con los escasos guardias del cuartel unidos a los paisanos armados, para proclamar el estado de guerra, destituir a las autoridades, encarcelar a los más destacados elementos contrarios y esperar órdenes. El Alférez se negó alegando que solo recibía órdenes del gobierno y, al recriminarle esta conducta, fue expulsado del cuartel el emisario de Falange. La Guardia Civil acabó por ponerse a las órdenes del comité y comenzaron las detenciones.

En Medellín se tuvo conocimiento del Alzamiento la tarde del 18 de julio. Desde este momento el párroco, en colaboración directa con un grupo de falangistas, se puso en contacto con el comandante del puesto de la Guardia Civil contando con que esta autoridad diera la voz de echarse a la calle pero no fue así. Nuevamente volvió el párroco a requerir al cuartel la orden ansiada pero la respuesta fue que entregaran las armas sin más. Las fuerzas acabaron por concentrarse en Don Benito.

El jefe local de Zarza Capilla reunió a todos sus camaradas y les hizo ver la conveniencia de tomar las armas y de concentrarse en la Sociedad de Recreo, donde permanecieron hasta el día 21 en que intervinieron elementos de Cabeza del Buey y Peñalsordo. En Monterrubio de la Serena, el jefe local y otros tres falangistas, que no habían recibido las instrucciones del mando provincial que esperaban, permanecieron sitiados en su domicilio hasta el 23 de julio. En Valverde de Mérida, los escasos elementos falangistas trataron de adueñarse del pueblo y de detener al Comandante Ruiz Farrona que se encontraba allí de permiso pero la Guardia Civil les negó su colaboración y, a las órdenes del alcalde, comenzaron las detenciones y registros. En La Morera y Villalba de los Barros había un grupo de falangistas esperando órdenes pero éstas no llegaron y fueron encarcelados. Tampoco recibieron las consignas esperadas los falangistas de Los Santos de Maimona:

El día 15 de julio, por el conducto sabido, recibió Blanco la última orden: había que estar preparados; la recepción de un telegrama que diría “Gabino mejor”, señalaría el momento. Escaparse de la cárcel, juntarse a las fuerzas del distrito y ponerse a la disposición del jefe provincial.

Pero llegó el 18 de julio y el telegrama esperado no se recibió. Hay que advertir que el camarada carcelero fue sustituido por otro un poco antes. Mientras en la cárcel todo era ansiedad, aquí, la noche famosa, llena ya de escopeteros, se buscaron sigilosamente a los jefes: no había nada; la orden no había llegado; había que esperar. Entonces se preocuparon de esconder las pistolas por si llegaba la ocasión y lo hicieron tan cuidadosamente que, a pesar de los reiterados registros domiciliarios, no apareció ninguna hasta que pudieron ser entregadas a la autoridad verdadera[25].

 

A diferencia de lo hasta aquí expuesto, la situación de resolvió favorablemente, aunque solo por unos días, en aquellos lugares en que tuvo lugar la actuación conjunta de guardias civiles y paisanos.

En Villafranca de los Barros varios falangistas se unieron a las fuerzas de la Guardia Civil hasta el mediodía del 20 de julio en que salieron y en su mayoría fueron detenidos. El Cuartel permaneció vigilado hasta que los guardias accedieron a primeros de agosto a ser conducidos a Badajoz. En Guareña, al recibir noticias del Alzamiento el 20 de julio, dieron señal de vida los elementos marxistas que se reunían constantemente en el Ayuntamiento mientras la Guardia Civil se acuartelaba en unión de un grupo de una veintena de paisanos, en su mayoría falangistas. El 21, sobre las 8 de la mañana, cuando una patrulla de dicha fuerza regresaba de hacer guardia en la torre próxima al cuartel, al tiempo de aproximarse a la puerta de entrada, fue muerto por un disparo hecho desde una esquina próxima el guardia José Cortés Holguera[26]. El 28, se presentaron unos camiones con fuerzas de asalto y milicianos al mando de un teniente y de Sosa, diputado socialista, quienes (después de parlamentar) obtuvieron la rendición de los sublevados. Los guardias fueron conducidos a Badajoz quedando los civiles detenidos[27].

En Castuera se concentró la Guardia Civil de Peñalsordo, Cabeza del Buey, Monterrubio, Zalamea y Retamal que se hicieron cargo del Ayuntamiento nombrando nuevo alcalde y deteniendo a algunos izquierdistas. El 23 de julio se hace sentir la cercanía de los guardias de asalto del Capitán Medina reforzados con mineros de la zona de Peñarroya y Puertollano y milicianos de diversos lugares, y la Guardia Civil recibió orden de concentrarse en Villanueva. De esta manera, el pueblo quedó defendido únicamente por un grupo de falangistas que hicieron fuerte resistencia pero no pudieron evitar la ocupación de Castuera en la mañana del 25 de julio:

<<Castuera, a poco de ser desguarnecida, queda sometida al acoso de los elementos marxistas que acuden de fuera y al de los rojos locales envalentonados. Defienden el pueblo dos docenas de falangistas. El día 24, los mineros de Peñarroya y Puertollano, mandados por el capitán Medina, jefe de los guardias de Asalto de Mérida, cercan el pueblo.

  En las salidas se baten denodadamente los falangistas. Uno de ellos, el obrero don José Pozo Hidalgo, cae en su puesto de combate vitoreando a España. Ante la superioridad abrumadora de los atacantes los defensores se refugian en la torre de la iglesia[28], donde son estrechados y batidos. Mas logran al fin escapar y Castuera queda incorporada al soviet.

  Es el 25 de julio, festividad del Apóstol Santiago, que era una de las fechas de tradicional alegría y bullicioso regocijo para Castuera. ¡Adiós, esperada ilusión! Este año la verbena se ahogará en sangre. Medina lanza sus hordas por la población. Roban y destruyen a su antojo, corren la pólvora con derroche de dinamita y por dondequiera que van dejan un rastro de humo y de ruinas>>[29].

 

Villanueva de la Serena pudo aún resistir unos días pero el 30 de julio se repitió lo ocurrido en Castuera: los guardias civiles y sus familias, acompañados en esta ocasión de numerosos paisanos, se replegaron hacia Cáceres mientras que un puñado de falangistas quedó al frente de la defensa que pronto sería vencida.

En Villanueva de la Serena quedan 20 falangistas para proteger esta salida y contener el ímpetu de las columnas rojas, que tratan de desbordarse en la población por el lado de Don Benito. Los defensores se hacen fuertes en distintas casas y luchan encarnizadamente hasta que son atacados con bombas de mano y dinamita y la mayoría de ellos perecen sepultados por los escombros o carbonizados en las cenizas del edificio. Uno de los contados falangistas que logra escapar a otro edificio es el escuadrista Constantino Parejo Casas, que ya había hecho famoso su nombre en la provincia en actuaciones de la Falange. Cuando se queda sin un solo cartucho, parlamenta y se le promete que será respetada su vida. Ya en poder de los rojos, le descerrajan un tiro; moribundo le arrojan por un balcón y queda expuesto el cadáver en la calle Olivaritos “para que se lo coman los perros”. Sus compañeros, los hermanos Pérez del Villar y Manuel Puerto Atanasio, también son asesinados. Es el 30 de julio.

El capitán de asalto Medina con su cuadrilla vandaliza la población a su antojo, sin que nadie frene sus excesos. En la misma puerta de sus domicilios son asesinados varios vecinos, acusados de fascistas, a la vista de sus familiares[30].

 

El fracaso de estas iniciativas supuso que a primeros de agosto de 1936 (precisamente cuando los nacionales iniciaban su marcha por tierras pacenses) la totalidad de la provincia de Badajoz se encontrara bajo el control de la República. Sin embargo, la rápida intervención de las tropas de Yagüe iba a provocar un rápido cambio en el escenario y la posibilidad de reconstrucción en determinadas zonas de las maltrechas filas falangistas.

2.2.             Apuntes sobre la Falange de Badajoz en la guerra civil.

 

Una vez empezada la guerra, en zona republicana los falangistas se convirtieron en objetivo preferente de la represión desencadenada desde el mismo 19 de julio mientras que en zona nacional, y a consecuencia del desprestigio de los partidos de derechas, únicamente los tradicionalistas y los falangistas estaban en condiciones de responder al llamamiento a la acción directa. La muy limitada presencia de los primeros en Badajoz, convirtió a la Falange en el principal foco de movilización y, por lo tanto, en lugar de incorporación de una heterogénea masa compuesta por elementos reaccionarios, clase media e incluso antiguos militantes de izquierda o de los partidos republicanos, que buscaban la obtención de una protección política o proclamaban su conversión. Los efectivos aumentaron en proporciones enormes y pronto rebasaron los límites de todo control. Así, mientras que el número de afiliados a Falange se estimaba en 1.200 para toda Extremadura en 1935[31] en 1937, la Falange de Badajoz se componía de 12.305 hombres en primera línea y 14.192 en segunda línea, y ello con buena parte de la provincia en territorio republicano[32].

Por su parte, tanto en Cáceres como en Badajoz, las relaciones de los jefes provinciales con la autoridad constituida eran asiduas y estrechas, con claro sometimiento por parte de la Falange mientras que, tanto a Luna como a Carrasco, les faltaba comunicar con el mando provisional constituido en su organización[33]. En estas circunstancias, el confusionismo ideológico de una masa militante incapaz o ni siquiera dispuesta a asimilar la línea doctrinal y el estilo de José Antonio y estas rencillas internas servirían, como en otros lugares, para justificar el Decreto de Unificación (abril-1937).

Las características socio-políticas de la provincia y el hecho de que importantes zonas de ella (precisamente algunas como La Serena o Don Benito de importante implantación falangista)  estuviesen en poder de la República limitó las posibilidades de movilización de combatientes voluntarios pero, a pesar de todo, se constituyeron Cinco Banderas. Principalmente, en este importante apoyo militar y en la labor asistencial (Auxilio Social) se volcó, especialmente a partir de la Unificación, el esfuerzo de la Falange a favor de la zona nacional. Cuando los supervivientes a la persecución republicana se incorporaban a esta Falange, se encontraron con una organización que nada o muy poco tenía que ver con la que ellos conocieron y su reacción fue diversa: unos aceptaron la integración sin condiciones, otros se entregaron a la venganza de sus sufrimientos personales y familiares, otros cedieron al desencanto y sólo una minoría pasó a la oposición.

Este el caso de Eduardo Ezquer que se encontraba en Madrid y al estallar la guerra se había refugiado en una embajada logrando pasar a zona nacional en abril de 1937. Según Arcadio Carrasco, tuvo que pedir su alta en Falange y fue admitido con condición de no ir Badajoz. Más tarde, pidió permiso para llevar a su padre a una finca próxima a San Pedro de Mérida pero se le prohibió hacer acto de presencia en las JONS locales; al no cumplir esto fue detenido en San Pedro por el Teniente Quintanilla, jefe de la I Centuria de Badajoz y trasladado a Salamanca a disposición del jefe de milicias. Posteriormente fue destinado a una Centuria de León pero no se incorporó y fue nuevamente a Badajoz amparado con un carnet de corresponsal de guerra y presentándose en las organizaciones locales como consejero nacional por lo que fue detenido en Almendralejo el 17 de junio de 1937 y trasladado a Salamanca. El sometimiento o alianza de Carrasco con  los militares le permitió volver a ocupar posiciones de predominio y logró resolver a su favor el antiguo pleito con Ezquer logrando su expulsión[34].

A pesar de todo, éste nunca abandonó su lucha y siguió formando organizaciones clandestinas para tratar de hacer triunfar los fines originales de la Falange[35] y desarrollando actividades que, al cabo de muchos años, le llevarían a figurar como diputado en Cortes elegido por el tercio familiar, pero que supondrían en otras ocasiones su ingreso en prisión[36].

La otra circunstancia citada (la participación de los falangistas en la represión en zona nacional) se ha puesto generalmente de relieve, y más aún en el caso Badajoz, pero suelen silenciarse tres factores[37]:

¾   Que la Falange fue prácticamente el único cauce de movilización de voluntarios en la provincia de Badajoz, de suerte que una mera proporción explica ese trágico predominio.

¾   Que estos sectores actuaron de hecho a partir de 1936 como cauces de sentimientos que se consideraban afines a dicha organización, pero cualquiera puede constatar que no todos los movilizados habían sido falangistas ni lo serían nunca.

¾   Que concretamente la Falange sirvió en buena medida de refugio para gentes de izquierda, quienes, para asegurarse el respeto, a veces se sintieron movidas por el celo característico de los conversos.

 

2.3.             Las Banderas de Falange

En los primeros meses de la guerra, los falangistas recibieron un encuadramiento que les permitió tomar parte en diversas acciones como apoyo de las columnas militares que ocuparon el oeste de la provincia[38]. Durante este período, seis compañías guarnecían el frente de Badajoz en la zona Mérida-La Serena y otras dos se encontraban en retaguardia. En octubre de 1936 las Centurias de Falange se encontraban en Olivenza, Mérida, Oliva de Mérida, Alange, Valdetorres, Jerez de los Caballeros y Oliva de la Frontera.

En noviembre de 1937, una vez alcanzada la estabilidad defensiva, se produce una integración de los voluntarios en unidades completas tipo batallón (Banderas de Falange) dentro de las Divisiones que guarnecían el frente. En enero de 1938 la Jefatura Provincial de Milicias de Badajoz pertenecía al II Cuerpo de Ejército (Orgánico) y en junio del mismo año éste era el despliegue de las Banderas de Badajoz[39]:

División 21: Unidades de milicias

Unidades

Localización

1 Bandera de Badajoz

Castillo de “Argallén”

2 Bandera de Badajoz

Santa Amalia

3 Bandera de Badajoz

“Artezuela”

4 Bandera de Badajoz

“El Gamero”

5 Bandera de Badajoz

Campillo de Llerena

 

Además había una Compañía de Recuperación, un pequeño núcleo de voluntarios en instrucción y un par de centenares de hombres en servicio de fronteras (2a Línea). Estos eran sus efectivos[40]:

 

Jefes y oficiales

Tropa

Jefatura Prov.(Badajoz)

8

9

En instrucción (Badajoz)

 

30

1 Bandera de Badajoz

20

745

2 Bandera de Badajoz

21

758

3 Bandera de Badajoz

20

722

4 Bandera de Badajoz

21

693

5 Bandera de Badajoz

15

646

Cent.Serv.Fronteras

 

208

Total

105

3811

 

Al acabar la guerra, tres de las Banderas de Badajoz se encontraban en Extremadura y dos en Andalucía y sus efectivos habían sufrido un incremento que, seguramente, habrá  que poner en relación con la incorporación a zona nacional de la comarca de La Serena donde hubo con anterioridad a la guerra mayor arraigo de la Falange

 

Excombatientes

Muertos

Heridos

1 Bandera de Badajoz

1384

24

103

2 Bandera de Badajoz

1374

18

97

3 Bandera de Badajoz

1202

48

236

4 Bandera de Badajoz

1342

6

59

5 Bandera de Badajoz

1250

20

167

Total

6552

116

662

 

   1ª. Bandera de Badajoz: Se formó en noviembre de 1937 con las Centurias de Falange que guarnecían la zona de Campillo de Llerena y el Requeté‚ de la provincia. En junio de 1938 tomó parte en la ofensiva en dirección a Castuera ocupando “Peñarroja”. A fin de mes toma parte en la limpieza de la Bolsa de La Serena y en el avance hasta el Zújar. En la segunda quincena de agosto retrocedió entrando en posición en la zona de Campanario.

   2ª. Bandera de Badajoz: Nació en noviembre del 37 con las Centurias de Falange que habían guarnecido el frente del Guadiana en el sector de Santa Amalia. Intervino en el avance de agosto de 1938 sobre Cabeza del Buey y, a finales de ese mes, en la formación de una línea de contención. Pasó después al frente de Córdoba

   3ª. Bandera de Badajoz: El antecedente de esta bandera está en los núcleos falangistas de la zona de Llerena. En febrero de 1938 ocupó la sierra de Argallén y resistió la importante ofensiva enemiga. En julio participó en el cierre de la Bolsa de La Serena y soportó en agosto los contraataques enemigos sobre el entrante nacional de Cabeza del Buey. En enero de 1939 ocupó una sierra en el sector de Peñarroya donde sufrió fuertes ataques enemigos.

   4ª. Bandera de Badajoz: Se creó con Centurias de Falange que habían actuado en la zona de Mérida y en la ocupación de Villar de Rena (abril de 1937) Intervino en las operaciones de La Serena (julio-agosto de 1938) y al final de la guerra ocupó Capilla.

   5ª. Bandera de Badajoz: Se organizó en mayo del 38 con personal voluntario demasiado joven y demasiado viejo y evadidos de la zona republicana. Fue cogida de lleno por la reacción republicana de agosto de 1938 en La Serena donde sufrió muchas bajas. Actuó en el sector de Castuera y en enero de 1939 fue enviada al sector de Monterrubio-Peraleda para contener la ofensiva final enemiga.

3.                  Estructura socio-profesional de la Falange de Badajoz

Volviendo a la cuestión que planteábamos al comienzo de este trabajo, y a partir de la fuente que hemos citado, podemos reconstruir la dedicación profesional de un porcentaje significativo de los falangistas asesinados en la zona republicana durante la guerra civil y, desde ahí, resulta posible conocer la composición social de dicho movimiento en la provincia de Badajoz antes de julio de 1936, momento en que la avalancha de nuevos afiliados haría poco significativo este estudio.

 

Víctimas

Porcentaje

Artesanado y obreros urbanos

28

22,05

Labradores

23

18,11

Estudiantes

16

12,60

Empleados

16

12,60

Industriales y comercio

14

11,02

Jornaleros

12

9,45

Profesiones liberales

8

6,30

Propietarios

8

6,30

Fuerzas Armadas

1

0,79

Funcionarios

1

0,79

3.1.              Artesanado y obreros urbanos

Este grupo, numéricamente predominante (22%), esta formado por modestos obreros de distintos oficios (albañiles, barberos, carpinteros, herreros, zapateros...)

3.2.             Labradores

Con esta denominación, que supone un 18% de las víctimas y que resulta algo imprecisa, se engloba a un sector vinculado a la tierra, un campesinado modesto que trabajaba terrenos de su propiedad. Un testimonio contemporáneo procedente de zona republicana, detecta la incidencia que en este grupo tuvo la represión:

Ha tenido lugar el número normal de ejecuciones y la tierra de los muertos ha quedado en manos de los comités pero no hay obreros que cultiven estas tierras de campesinos expropiados, las cuales antes eran trabajadas por sus dueños[41] .

3.3.             Estudiantes

Este 12% incluye a jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y 30 años y vinculados al Sindicato Español Universitario. En ocasiones se hace constar que pertenecían a la Falange en su lugar de estudio, distinto como es lógico de sus pueblos natales en los que les sorprende la guerra por ser tiempo estival.

3.4.             Empleados

Son considerados como tales los que trabajan por cuenta ajena en algún comercio o empresa (12%). Únicamente gozaban de alguna ventaja sobre otros sectores modestos, por contar con un sueldo estable.

3.5.             Industriales y comercio

La debilidad del sector industrial en Extremadura y la imprecisión de las fuentes nos permiten relacionar a todos los incluidos en la Contribución Industrial y de Comercio, aunque siempre quepan matizaciones según fuera el nivel alcanzado por estas propiedades. Este 11% corresponde a dueños de tiendas, pequeñas fábricas, etc.

3.6.             Jornaleros

Un 9% de estas muertes está representado por los jornaleros, asalariados agrícolas que, junto a los pequeños propietarios, constituían la gran masa de la población, con un nivel de vida muy similar y escasa capacidad de consumo.

3.7.             Profesiones liberales

En este grupo, que supuso un 6% de las bajas, se encuentran abogados, un maestro y un farmacéutico. Formaban parte del grupo de notables, muy relacionados con los grupos dominantes en cada localidad, y se concentran en los pueblos de cierta entidad.

3.8.             Propietarios

En este caso la denominación engloba a los propietarios de tierra que normalmente viven de su renta, sin que pueda determinarse su entidad, que sería muy variable, pero predominan en el grupo los representantes de una oligarquía, que en virtud de la acaparación de rentas agrarias, estaba dotada de cierta influencia. Unas veces se trataba de terratenientes absentistas y otros de propietarios de tierras en los municipios donde residían y en otros del contorno. Como afirma Luis de Llera, no era frecuente encontrar entre ellos a simpatizantes con las ideas de Falange:

Pertenecían todos a una burguesía rural que, por las condiciones de degradación en que la agricultura ha vivido siempre en España, mantenía un nivel de vida que, si exceptuamos pocos casos, no alcanzaba ni siquiera al del pequeño industrial, al comerciante de buen nivel, ni tampoco al del profesional de la gran urbe. En muchas ocasiones pasaban gran parte del año en cortijos más bien humildes, compartiendo la rigidez e incomodidad de la vida rural de entonces con los campesinos, caseros y rapas.  Naturalmente, las posibilidades adquisitivas eran muy diferentes, pero en general no eran reos ni de despilfarros ni de ejemplos de malversación. Gran parte de ellos votaban al partido de Gil Robles, si bien la mayoría prefería la Monarquía a la República. No era fácil encontrar en esta clase social simpatizantes de Falange, a la que consideraban muy radical, progresista en lo social y antimonárquica. En suma, el delito consistía en pertenecer a una clase social considerada tradicionalmente como el símbolo de la riqueza, pero que en realidad la era industrial había postergado económicamente a posiciones muy inferiores a las del pasado[42] .

 

Los militares o fuerzas de seguridad y los funcionarios apenas alcanzan una representación significativa. La práctica ausencia de víctimas entre los primeros puede explicarse por la concentración de los puestos de la Guardia Civil más proclives a la rebelión en sus respectivas cabeceras, su frecuente paso a zona nacional en los primeros momentos y la actitud pasiva o favorable al Gobierno del Ejército y de la Guardia Civil que, en ocasiones, hizo fracasar el Alzamiento. La escasa presencia de falangistas en los puestos de la administración en una manifestación más de la alta politización de estos cargos que habían sido copados por izquierdistas tras la victoria del Frente Popular.

Por debajo de esta clasificación, es posible establecer los factores que conducen a la estratificación en el sistema social valorando así los grupos por su dedicación sectorial, por su ubicación en la sociedad o por su situación de dependencia o independencia en la forma de realizar el trabajo[43].

1)       En tanto que primer eslabón de la diferenciación económico-social en el terreno productivo, la división entre propietarios y no propietarios sirve para delimitar grupos sociales y definir uno de los campos en que se manifiesta la presencia de mayor impacto del liberalismo burgués. A esta condición se accede mediante modos y formas muy precisos cuya determinación esencial proviene de la herencia y del poder del dinero, constituyendo directamente el elemento primordial sobre el que se asienta la primaria estratificación social.

En el caso que nos ocupa, este grupo esta escasamente representado y ello resulta coherente con los postulados sociales de la Falange en el terreno agrario en una región eminentemente latifundista como Extremadura, donde la tierra era el principal referente en la concentración de la propiedad.

2)      Por otro lado, las rentas del trabajo se diversifican en dos grandes categorías: el trabajo asalariado y el que se realiza de modo independiente. En el primero cabe distinguir el del sector público y del privado que cuenta con empleados remunerados con sueldos estables más o menos altos y aquéllos sometidos a la simple relación de contrato de trabajo regulado por la oferta y la demanda.

En nuestro caso podemos establecer las diferentes categorías de trabajadores, población activa, a partir de la siguiente estimación:

Sector

Víctimas

Porcentaje

Trabajadores independientes del campo

23

22,33

Obreros agrícolas

12

11,65

Trabajadores independientes de la industria y oficios similares

39

37,86

Independientes de los servicios

12

11,65

Dependientes de los servicios

17

16,50

 

Como puede verse, entre las víctimas de la represión encuadradas en la población activa, un significativo 81%, cabe señalar que los trabajadores independientes son mayoritarios (70%) respecto a los que trabajan por cuenta ajena (27,4%). En efecto, el trabajador independiente, por muy próximo que se encuentre a la condición obrera, no participaría tan fácilmente del proceso político y sindical de los sectores que afirmaban representar la “conciencia de clase” proletaria.

La presencia de estos sectores modestos aunque no vinculados a las organizaciones de izquierda, es una prueba más de que uno de los motivos de la persecución a que mutuamente se sometieron los españoles fue la clase social, aunque no precisamente en el sentido en que muchas veces se ha presentado esta afirmación.

Podría asegurarse que la de 1936 fue una guerra social siempre que se lograra huir de la simplificación que supone reducir el universo humano a burguesía y proletariado. Socialmente es más exacto decir que se trató de una guerra entre una sociedad de voluntad interclasista y una sociedad de voluntad proletaria[44].

 

Por encima de los casos individuales o de experiencias anecdóticas que, en ocasiones, pudieran determinar la adscripción a uno u otro bando, pueden distinguirse dos sectores de entidad semejante entre las víctimas de la represión republicana, es decir entre aquellos que se oponían a quienes se habían adueñado del rumbo de la República a partir de la ocupación del poder por el Frente Popular y cuya misma vida era considerada un grave riesgo para el nuevo orden revolucionario que se intentaba implantar. Se asesinó a personas acomodadas y notables locales en general, especialmente donde la muerte fue más selectiva o afectó a personas aisladas, pero en otros lugares el fenómeno se convirtió en una persecución masiva que afectaba a empleados, obreros de distintos oficios, jornaleros y otros de más difícil clasificación aunque siempre de categoría modesta.

En efecto, si es verdad que un porcentaje muy elevado de las clases menos favorecidas se enfrentó a la sublevación, no podemos olvidar a la otra parte del mismo pueblo que, sobre todo, en nombre de su fe cristiana y su tradición familiar, la apoyó también con decisión, y no ciertamente por afinidad política o de intereses con unos militares ajenos a su medio, de quienes poco esperaban y a quienes nada tenían que agradecer. A ellos habría que añadir los pequeños propietarios agrícolas opuestos a todas las formas que pudieran amenazar su restringida propiedad, aunque muchos de ellos vivían en condiciones económicas que se podían calificar de penosas. También cuenta una masa difícilmente clasificable formada en los centros de alguna entidad por la burocracia, el artesanado y, sobre todo, la clase de medios y pequeños comerciante[45]. En todos estos casos, las creencias religiosas, la exigencia de mantener el orden público como única garantía de la convivencia y del desarrollo económico, la defensa de una pequeña propiedad y otros factores ideológicos no deben ser olvidados como elementos de cohesión de diversos sectores sociales.

De la comparación de las cifras que estamos manejando con las correspondientes al total de la represión republicana en Badajoz, puede deducirse que buena parte de estos sectores modestos y medios se encontraban vinculados a Falange Española. En todos los casos se comprueba cómo el número de víctimas en las filas falangistas procedente de estos grupos (labradores, jornaleros y artesanado) es siempre más elevado que en los porcentajes correspondientes al total de muertes, mientras que ocurre a la inversa con los sectores mejor situados (propietarios y profesiones liberales).

 

Total represión (%)

Falangistas (%)

Propietarios

14

6

Labradores

12

18

Jornaleros

7

9

Industriales y comercio

9

11

Artesanado y obreros urbanos

9

22

Profesiones liberales

10

6

Funcionarios

3

0,7

Empleados

8

12

FF.Armadas

3

0,7

Eclesiásticos

6

 

Estudiantes

5

5

Mujeres

3

 

Otros y se ignora

4

 

 

Por último, podemos hacer una última referencia acerca de los grupos de edades y de la extensión geográfica alcanzada en sólo tres años por la Falange de Badajoz y que supone la práctica implantación de esta organización en toda la provincia aunque con dos zonas en las que el número de falangistas era más elevado: Don Benito y la Serena. No en vano eran los lugares en los que se habían dado los primeros pasos y a esas dos comarcas estaban vinculados tanto Eduardo Ezquer como Arcadio Carrasco.

Comarca

Víctimas

Porcentaje

Badajoz

5

3,94

Mérida

9

7,09

Tierra de Barros

7

5,51

Suroeste

9

7,09

Llerena

19

14,96

Vegas del Guadiana

29

22,83

La Serena

36

28,35

Los Montes

6

4,72

Fuera de la provincia

7

5,51

Dentro de cada comarca, podemos señalar también los pueblos más significativos por una mayor concentración de militantes. En Tierra de Barros, las víctimas de la represión pertenecientes a Falange eran vecinos de Almendralejo y Villafranca de los Barros. En Mérida procedían de la propia cabecera de comarca (entre ellos, el jefe provincial de milicias Victoriano Pacheco Fernández), La Nava de Santiago, Aljucén y Trujillanos. Cerca de Badajoz encontramos un núcleo que aporta varias bajas en Talavera la Real. En el suroeste los fusilados vinculados a Falange residían en Fuente de Cantos, Burguillos del Cerro y Segura de León. En la comarca de Llerena encontramos muertes en Azuaga, Campillo de Llerena y Granja de Torrehermosa. En la comarca de Los Montes aparecen falangistas en Peñalsordo y Helechosa de los Montes y, como hemos apuntado, la mayor concentración de víctimas se produce allí donde la militancia era de suyo mayor: La Serena (Campanario, Castuera, Quintana, Villanueva y Zalamea) y las Vegas del Guadiana (Don Benito, Guareña y Medellín).

Por lo que se refiere a los grupos de edades, es fácil comprobar el predominio de los sectores más jóvenes y, de nuevo, resulta significativa la comparación con el total de víctimas de la represión republicana para comprobar que en muchas ocasiones son los falangistas quienes aportan los grupos de edad más baja.

Grupos de edad

Víctimas

Porcentaje

Menos de 21

19

15,45

21-30

66

53,66

31-40

23

18,70

41-50

12

9,76

51-60

3

2,44

Como conclusión de todo lo expuesto, podemos señalar como características que se deducen de la composición sociológica de la Falange de Badajoz, el predominio de las edades más jóvenes entre sus miembros; el haber tenido la capacidad de agrupar a los sectores más modestos (artesanado y labradores) no vinculados a las organizaciones izquierdistas y la rápida extensión de esta organización en la provincia a lo largo de apenas tres años y en medio de circunstancias muy difíciles debido a los ataques procedentes del socialismo, a la incomprensión de las fuerzas derechistas y a la propia polarización de sus miembros entre los seguidores de Ezquer y Carrasco.

En todas estas notas, que habrían ofrecido tantas posibilidades en caso de una evolución normal, se hace patente también la debilidad estructural de la naciente Falange y encontramos también elementos que hacen más comprensible la evolución que se iba a seguir a raíz de la Guerra Civil. En última instancia, el factor decisivo iba a ser el comienzo de un conflicto que supuso la muerte de un importante número de militantes en los frentes y en la retaguardia republicana al mismo tiempo que una incorporación masiva de nuevos elementos y la resolución del viejo pleito en favor de Carrasco.

 


[1] Archivo Histórico Nacional (en adelante, AHN), Causa General, Legs.1052-1054. Naturalmente, esto no quiere decir que entre aquellos a quiénes no se atribuye una filiación política concreta no existieran miembros de determinadas organizaciones, sino que, en ocasiones, no se precisa ese dato.

[2] Puede parecer extraño que un 3,4% del total de víctimas de la represión republicana con filiación política conocida perteneciera a partidos y sindicatos de izquierdas. Ello se debe (aparte de otros casos puntuales) a los sucesos ocurridos en Cabeza del Buey (noviembre-1936) que se saldaron con el fusilamiento de los 16 anarquistas y socialistas más distinguidos en una revuelta contra un intento de movilización organizado por elementos vinculados al Partido Comunista.

[3] Como un precedente de estas actividades hay que citar el mitin de las J.O.N.S. con la intervención de Ramiro Ledesma Ramos y Nicasio Alvarez de Sotomayor celebrado en Zafra en 1932 por un grupo jonsista procedente de Valladolid que, a través de Cáceres, penetró en Extremadura.

[4] Fue asesinado por los republicanos el 12-agosto-1936 en Zalamea.

[5] Fue asesinado el 28-septiembre -1936 en la vecina localidad de Malpartida junto a su madre y a otro joven.

[6] Discurso pronunciado en el Parlamento el 1-febrero-1934. Primo de Rivera, José‚ Antonio, Obras Completas, Madrid, 1971, p.147.

[7] Sería fusilado en Don Benito el 11-agosto-936.

[8] Río, Agustín del - Pavón, Enrique (eds.):Textos inéditos y epistolario de José Antonio Primo de Rivera, Madrid, 1956, p.191.

[9] Murió asesinado en Madrid el 8-agosto-1936 a los 68 años de edad.

[10] Hoy, Badajoz, 29-octubre-1940.

[11] Hoy, Badajoz, 10-julio-1934.

[12] Cfr. Alvarez Puga, Eduardo, Historia de la Falange, Barcelona, 1969, pp.72-77 y Vega Gonzalo, Francisco de Asís de la, Aniquilar la Falange. Cronología persecutoria del Nacionalsindicalismo, Oviedo, 2001.

[13] Arriba, Madrid, 2-mayo-1935.

[14] Esta carta desapareció en la guerra civil pues la esposa y la hija de Ezquer la quemaron ante el temor de que cayera en manos de los republicanos.

[15] Ezquer, Eduardo: “El futuro de España y la Falange”, entrevista en Actualidad Española (8-mayo-1969).

[16] “Falange Española de la JONS nombra nuevo Jefe Provincial de Badajoz / Se ha suspendido el acto anunciado para el 1 de febrero / La jefatura nacional de FE-JONS ha nombrado Jefe Provincial a don Arcadio Carrasco y Fernández-Blanco de Zalamea de la Serena. También acordó la Jefatura Nacional aplazar el acto anunciado para el 1 de febrero por necesidades de índole electoral” Hoy, Badajoz, 29-Enero-1936.

[17] Sin embargo, no es posible generalizar en un sentido negativo pues en ocasiones los que se integraban en Falange procedentes de estas filas políticas eran personas de gran valía. Podemos citar el caso del joven de Azuaga José Spínola (cfr. VARGAS-ZÚÑIGA, Enrique María de, Un modelo joven. Pepe Spínola. Extremeño heróico, Sevilla, 1954)

[18]En Castuera un Guardia Municipal con intención de matar, según la sentencia me disparó estando dentro de un coche... encasquillándosele la pistola que le fue quitada por el oficial de la guardia civil y vuelta a entregar, provocando un nuevo intento de asesinato en el interior ya de la cárcel, impidiéndolo en este segundo intento, la Guardia Civil que desvió el arma. Este hecho que tuvo gran trascendencia, ya que los Ayuntamientos socialistas se solidarizaron con el agresor y llegó hasta las Cortes, motivo la sentencia de la Audiencia Provincial de 25 de abril de 1936... que condenó al municipal a la pena de ocho y un día de prisión mayor, por el delito de homicidio frustrado con agravante”. Carrasco, Aracadio, “Notas sobre la Falange de Badajoz” (Informe inédito de 6 folios mecanografiados) Madrid, 1984.

[19] Hoy, Badajoz, 18-septiembre-1936.

[20]  Apuñalado en la verbena que se celebraba con ocasión de la fiesta de San Benito, fue trasladado al Hospital de Badajoz donde falleció. Su entierro tuvo lugar en Castuera con presencia de guardias de asalto en prevención de incidentes.

[21] Arrarás, Joaquín (dir.), Historia de la Cruzada Española. IV, Madrid, 1941, pp.182 ss y Hoy, Badajoz, 29-octubre-1940.

[22] El jefe local de Puebla de Alcocer declaró en la “Causa General” que “los que pertenecíamos a FE con anterioridad al Movimiento, ignorábamos el mismo”.

[23] Informe de Jorge Solís, alcalde de La Nava de Santiago (20-marzo-1943); AHN, Causa General, Leg.1055(1).

[24] Hay indicios de que la Falange de esta localidad participó en los primeros planes que, en 1935, se hicieron con el objeto de organizar una sublevación concentrándose en la Sierra de Gata (Cáceres) para, desde allí, sumarse al Ejército. Se hizo el recuento de fuerzas y se dispusieron tres camiones, previamente se habían distribuido armas y se había recaudado dinero para hacer frente a los primeros gastos. Todo esto no pasó de un proyecto.

[25] Hoy, Badajoz, 18-julio-1937.

[26] En días sucesivos serían muertos Braulio Ducasse Lozano (abogado) y Tomás Martínez Izquierdo (labrador).

[27] De ellos, serían asesinados el 11-agosto: José Lozano García (industrial), Pedro Cáceres Durán (estudiante), Miguel González Villalobos (labrador), Manuel Barrero Vacas (labrador), Vicente Barrero Cortés (propietario), Rafael Rodríguez Barrero (jornalero) y Federico Mancha Cortés (labrador); murió en acción de guerra: Daniel González García; por enfermedad: Ildefonso Jiménez Matito y sobrevivieron a la guerra: Juan Cabrera Mateo, Nemesio Salgado Domínguez, Sebastián Barrero Monago, Juan Barrero Monago y Antonio Alvarez Esteban (cfr. AHN, Causa General, Leg.1055).

[28] En realidad, el lugar de defensa fue el pequeño torreón de un palacio existente junto a la Parroquia.

[29] Arrarás, Joaquín (dir.), Op. cit., p.191. Los vecinos de Castuera asesinados este día fueron 19, entre ellos dos sacerdotes y un grupo de modestos obreros de distintos oficios de diecinueve a treinta y cinco años, vidas en flor, fecundas y animosas, que se encuadraron en la Falange o simpatizaron con ella y que hasta en los instantes postreros gritaron Arriba España”, Ibid.

[30] Arrarás, Joaquín (dir.), Op. cit., p.191

[31] Payne, Stanley G., Falange. Historia del Fascismo español, Madrid, 1985, p.101.

[32] González ortín, Rodrigo, Extremadura bajo la influencia soviética, Badajoz, 1937, p.208.

[33] Al menos así lo afirma Hedilla en su Testimonio, Madrid, 1972.

[34] Carrasco ocupó la jefatura provincial de la Falange Española Tradicionalista y, todavía durante la guerra, fue reemplazado por Fernando Calzadilla, Camisa Vieja de Granja de Torrehermosa.

[35] Cfr. Payne, Stanley G., Op. cit., p.213 y Ellwood, Sheelagh, Prietas las filas, Barcelona, 1984, pp.206-222.

[36] La Ofensiva de Recobro Nacionalsindicalista (ORNS) fue una de estas organizaciones clandestinas fundada por Ezquer en Gerona y que desarrolló una acción de agitación y propaganda que se prolongó bastante tiempo después de terminada la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de quince años fue detenido seis veces y compareció ante los tribunales en cinco ocasiones.

[37] Cfr. Andrés-Gallego, José (dir.), Historia de España. 13(1). España actual. La guerra civil, Madrid, 1989, pp.33-34.

[38] Cfr. Hoy, Badajoz, 14-agosto-1937.

[39] Casas de la Vega, Rafael, Las milicias nacionales, Madrid, 1977, p.390

[40] Casas de la Vega, Rafael, Op. cit., p.925

[41] Borkenau, Frank, El reñidero español. Relato de un testigo de los conflictos sociales y políticos de la guerra civil española Barcelona, 1977, p.111-113.

[42] Llera, Luis de, Historia de España. 13(2). España actual. El régimen de Franco, Madrid, 1995, p.123.

[43] Cfr. Martínez Cuadrado, Miguel, La burguesía conservadora, Madrid, 1986, pp.284-342.

[44] Andrés-Gallego, José (dir.), Op. cit., p.46.

[45] Cfr. Andrés-Gallego, José (dir.), Op. cit., pp. 56-57.