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El Rastro de la Historia. NÚMERO DIEZ

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Los elementos de referencia interna de la F.E.T. y de las J.O.N.S. Nombres y símbolos.

-Francisco Blanco-

 

1.- El nombre. Una aclaración terminológica: Falange, Movimiento, Partido.

2.- Los elementos de referencia interna. Una aproximación a los símbolos.

2.1.- El valor del símbolo

2.2.- La coreografía

2.3- El saludo

2.4.- El himno

2.5.- Escritos

2.6.- El uniforme

2.7.- Los distintivos de mando

2.8.- Los gritos

2.9.- El culto a un mito

2.10.- Otras fechas

2.11.- El Valle de los Caídos

2.13.- Otros elementos conmemorativos

2.14.- El culto al Jefe Nacional vivo

2.15.- Evitando las competencias

2.16.- Privilegios y protocolo

2.16.1.- El privilegio de las jerarquías

2.16.2.- El protocolo del Estado

2.16.3.- El protocolo interno

2.17.- Condecoraciones y recompensas

2.17.1.- La Junta Central de Recompensa.

2.17.2.- Las recompensas

2.17.3.- La medalla de la Vieja Guardia

2.17.4.- La medalla del XX Aniversario

2.17.5.- La orden imperial del Yugo y las Flechas. 

2.18.- Una coreografía paralela. El Frente de Juventudes y la Sección Femenina. 

2.19.- Santoral del Frente de Juventudes.

 

 

1.- El nombre. Una aclaración terminológica: Falange, Movimiento, Partido.

La simultánea utilización de estos tres términos (Falange, Movimiento, Partido) en los textos o en los órganos de difusión que, acerca de la única opción política legal en el franquismo hacen mención a ella, requiere una explicación aclaratoria ya que, en ocasiones, funcionaban como sinónimos mientras que otras veces, conviviendo, aportaban distintas significaciones 

El nombre Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS) apareció en un periodo que abarca desde el Decreto de Unificación (19.4.37) hasta la Ley Orgánica del Estado (2) en  donde comienza esta desaparición nominal de los textos legales. Este lapso de más de treinta años cobra importancia si tenemos en cuenta que el nombre FET y de las JONSse anunciaba con carácter provisional en el Decreto Unificador. Su artículo primero decía: "Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios se integran, bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política que, de momento, se denominará Falange Española Tradicionalista y de las JONS".

A partir del Decreto unificador (número 255) de Abril de 1937 quedó como única fuerza política. "Una acción de gobierno eficiente, cual cumple ser la del Nuevo Estado español, nacido, por otra parte, bajo el signo de la unidad y la grandeza de la Patria exige supeditar a su destino común la acción individual y colectiva de todos los españoles…Falange Española y Requetés con sus actuales servicios y elementos, se integran bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política…Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos…"

En las Normas de Adhesión de Marzo de 1938 (23.3.38) aparecían los tres términos FET y de las JONS, Movimiento y Partido. En los Estatutos de la FET y de las JONS (31.7.39) no aparecía la palabra Partido, pero volvía a encontrar acogida este término en el Reglamento de la Secretaría General de 9 de Septiembre de 1939 y en el Reglamento del Consejo Nacional de 1942. La circular 54 de la SGM de 17 de Febrero de 1939, firmada por Fernández Cuesta y referida a organizaciones de la FET en localidades grandes, no se mencionaba la palabra Partido, mientras que la 101, complementaria de la anterior, con la firma de Gamero del Castillo, y de fecha 15 de Junio de 1940, sí que lo hacía. Al compás de los reveses alemanes la palabra Partido quedó en desuso lo que muestra a las claras el mimetismo, que en el terreno de la semántica, se daba a la FET en relación al NSDP o al PNF.

Recordando a José Antonio Primo de Rivera, su agrupación no era un partido sino un "antipartido", un movimiento, pero de ello algunos no se darían cuenta hasta bien avanzada la guerra mundial. Es cierto que hubo representantes señalados de la Falange que alzaron su voz para reprobar la utilización de "Partido". Entre ellos fue Fermín Izurdiaga, el primer delegado Nacional de Prensa y Propaganda de la FET, quien más hincapié puso en tal empeño; pero su mensaje no parecía tener mayor eco; mas bien al contrario, se detectaba casi una debilidad enfermiza por utilizar el término "Partido".

El proceso de retromarcha en la utilización de este último término se observaba en el 1er. Consejo Nacional de Jefes Provinciales de FET y de las JONS de 1943, curiosamente cinco meses después que Benito Mussolini fuera desalojado del mando por un golpe contra él. En la primera de sus ponencias titulada "Movimiento y Partido" se pronunciaban los jefes falangistas de la forma siguiente:

"Ha sido objeto de reiteradas advertencias por los Mandos Nacionales que constituimos un "Movimiento" y no un "Partido". Para evitar todo equívoco, inconveniente aun en lo fonético, y además porque en ocasiones la forma recobra sobre el fondo dándole perniciosa apariencia, pero fundamentalmente porque mejor responde a nuestra ortodoxia fundamental y actitud evolutiva para el mejor servicio de la Patria, que perfila a Falange Española Tradicionalista y de las JONS como la comunión de voluntades y afanes entre los mejores españoles para conseguir, en torno a estos conceptos fundamentales y virtudes permanentes, una auténtica comunidad nacional al servicio de Dios y de España. En consecuencia, deben circularse a todos los Servicios de Propaganda y a todos los mandos órdenes para que, de modo sistemático, al aludir a la Organización se emplee el término "Movimiento", desplazando el de "Partido".

A finales del 43 se había comenzado ya a cuestionar su utilización, aunque tal medida no llegó a ser acatada unánimemente. Sancho Dávila, Delegado Nacional del Provincias, sometía a la consideración de Fernández Cuesta el 16 de Marzo de 1944 una circular dirigida a los mandos falangistas en donde se ordenaba cambiar Movimiento por Partido lo que fue autorizado unos días más tarde. La argumentación para el cambio se hacía formalmente por fidelidad ideológica, pero por más que se justificara en purismos doctrinales la acomodación del lenguaje, eran circunstancias ajenas al propio entramado falangista quienes, imperativamente, reclamaban la adaptación.

¿Acabó, pues, la utilización de Partido? No. La fuerza de la costumbre hacía que la palabra Partido, oficialmente desterrada desde la propia Secretaría General del Movimiento, la utilizaran otros organismos del Estado al dirigirse a ella y así, por ejemplo, el Ministro de Hacienda no dudaba en comunicarse en Agosto del 44 con el "Ministro Secretario del Partido" e incluso disposiciones de envergadura como la Ordenanza Disciplinaria de 1953 volvía con la palabra Partido para referirse a la Falange, quizás por la desidia del redactor quien, al copiar parte de la Ordenanza del 1943, recurrió a la trascripción literal de lo aparecido y lo incorporó en este último texto.

El 18 de Enero de 1945 el Jefe Nacional, el General Franco, alejaba el término Partido de su creación política: "Porque nuestra Falange, no es un Partido, que es un movimiento para todos los españoles", aunque identificaba a Falange y Movimiento. Cuatro años más tarde, el 31 de Marzo de 1949 insistía en su negativa de Partido: "Yerran los que maliciosamente pretenden considerarnos un partido, cuando constituimos auténtico Movimiento Nacional". 

Una característica general había sido que en las disposiciones de alto rango firmadas por el Generalísimo no apareciera ese término que sí aparecía en cambio en reglamentos, circulares o escritos de correspondencia; pero también aquí hay excepciones. El Decreto del 16 de Abril de 1938 en donde se declaraba Fiesta Nacional el 19 de Abril para conmemorar la Unificación, firmado por el General Franco, hablaba de integración de fuerzas "en el Partido Nacional de FET y de las JONS". Ocurría lo mismo en la Ley de 8 de Agosto de 1939 sobre estructura del Gobierno que vuelve en su preámbulo a hablar del Partido.

Más adelante, como ya se ha visto, el término Partido será radicalmente negado por el Generalísimo, quien en la jura de Consejeros Nacionales del Movimiento el día de San Isidro de 1955, impartía una lección sobre lo que era la Falange: "Sabéis que la Falange es un Movimiento, que no es un Partido,..." Pero en su lenguaje coloquial, el usado en El Pardo, el Partido (su Partido) seguía siendo término habitual

En opinión de Martínez Val, Partido hacía referencia fundamentalmente a la Falange Española de las JONS (sin la T), y con ello se daba una vinculación al Partido único con vocación totalitaria. De forma bastante parecida se pronunciaba Amando de Miguel en su Sociología del franquismo aunque conviene aclarar y tener muy presente que el uso masivo es posterior a la unificación del 37. Sin embargo, ya se ha visto que, incluso en los primeros tiempos unificadores, Izurdiaga alertaba en sus escritos doctrinales contra la parcialidad de Partido frente a la globalidad, por él preferida, de Movimiento.

Pero tampoco con Movimiento hubo unanimidad. Utilizada la palabra en etapas menos totalitarias del Régimen y particularmente a partir de 1966, fue en los orígenes anterior a la palabra Partido, pero entrañaba dimensiones más amplias en ciertos textos o discursos. Jesús Suevos, falangista de la primera hora, al referirse a Movimiento decía: "hemos sido hostiles a esta denominación, surgida en los primeros y difíciles días que siguieron al 18 de Julio de 1936 por lo que prefirieron Falange o Partido.

El problema se complica si tenemos en cuenta que el único intérprete de la doctrina legalmente autorizado era el Jefe Nacional y éste hermeneuta variaba en sus interpretaciones con la utilización del binomio Falange-Movimiento, dando la misma firmeza a sus intervenciones aunque dijera lo mismo o lo diferente. En ocasiones, la identidad de Movimiento y FET era completa, pero en otras, Movimiento se hacía algo más amplio que FET. La inflexión del año 56 tuvo también su repercusión en la utilización preferida para el Caudillo de Movimiento en lugar de Falange; pero teniendo en cuenta que no desterró la segunda, particularmente en alocuciones dirigidas a militantes o funcionarios de la FET.

..."Por otra parte, en la Organización del Movimiento caben las posiciones mentales..." Ref 130 Pensamiento Político de Franco 1.5.59 Declaraciones a Pueblo: "No constituimos una organización hermética: somos una comunidad con espíritu de servicio con las puertas abiertas a la colaboración de los españoles..." 15.5.55 Jura de consejeros nacionales Ref. 95. En el Decreto de 12 de Julio de 1956 creando la Vicesecretaría de Educación Nacional o Decreto 12.7.56 sobre organización y configuración del SEU hay absoluta identidad entre uno y otro término Llegaba incluso a entender que en el Movimiento estaban "todos los españoles, aunque lo encuadren y administren quien voluntaria y disciplinadamente se adscriben a su servicio."(24.10.57 Audiencia al Consejo Provincial de Barcelona Ref. 85) También y con resonancias del General Primo de Rivera y su Unión Patriótica, llegó a entender que "El Movimiento comprende a todos los hombres de buena voluntad fieles a unos principios y a una disciplina." (29.12.60 ref. 137 Discurso fin de año. Las referencias en Pensamiento Político de Franco)

En algunas ocasiones llegó a una definición más precisa de lo que significaba Movimiento que al apoyarse en cuatro pilares: doctrina, organización, disciplina y jefatura, identificaban el entramado con la Falange, pero también en otros momentos se daba rienda suelta a distintas interpretaciones.

Confeccionada la Ley Orgánica del Estado, el diario Madrid afirmaba (28.11.66) que el Movimiento representaba una realidad más amplia que la de la FET y que en el plano constitucional carecía de cuerpo físico u orgánico: "es como el "corpus mysticum politicum" (5.12.66). Tal interpretación se vería contrarrestada pronto. A la aparición de la Ley Orgánica del Movimiento existía un Jefe Nacional del Movimiento que era Jefe de una organización política por tocada que estuviera ya entonces.

Estos tiempos presenciaron el decidido ánimo de organizar el Movimiento con un carácter integrador de tendencias, pero la fusión entre la organización política creada por el propio Franco en 1937 y el nombre con que se la bautizó, se mantendría hasta la muerte del General.

El origen histórico en Abril del 37, incluso en las referencias lingüísticas, llevó en 1975 a la negativa de la concesión del nombre Falange Española de las JONS a los Círculos doctrinales José Antonio con el siguiente argumento: "Es, pues, evidente que el Movimiento Nacional, institucionalizado por la LOE es el mismo Movimiento creado por el Decreto de 19 de Abril de 1937".

 

2.- Los elementos de referencia interna. Una aproximación a los símbolos.

2.1.- El valor del símbolo.-

Como productor de símbolos el hombre es el animal que por excelencia crea este tipo de imágenes. Una representación, una realidad que sustenta esa representación y un referente. La primera es la imagen visible hasta el punto que todos la pueden ver y quedarse en ella sin pasar de ahí, ha sido elegida por los creadores del símbolo para representar a la realidad que sustenta y la tercera hace mención a la posibilidad interpretativa que un grupo tiene del símbolo… Pero el símbolo por más que permanezca inalterado en cuanto a su forma, sufre un proceso de transformación en el tiempo. Lo que antes era, ahora no es, ya es otra realidad. Los propios participantes de la simbología se verán en la necesidad de adaptar los símbolo o de darlos una lectura diferente. Los tiempos mandan.

 

2.2.- La coreografía.-

Durante el periodo de ejercicio de la FET hubo una serie de lugares, costumbres, gestos y actitudes comunes. Repeticiones litúrgicas que, junto a los lugares históricos produjeron la escenografía para el movimiento de los actores.

 

2.3- El saludo. -

El ritual falangista del saludo brazo en alto, con origen entre los iberos (utilizado y ocultado también en las primeras olimpiadas de la edad moderna) pero sobre todo usado por las formaciones de las milicias de partidos autoritarios, fue asimilado como saludo nacional a raíz del Decreto Unificador. La refundición de disposiciones sobre himnos, saludos y cantos nacionales llevó a la Presidencia del Gobierno a los cinco años del comenzar el Alzamiento, a la confirmación del saludo brazo en alto como saludo nacional. Se obligaba su utilización a los militares en actos públicos y desfiles y se hacía sustitutivo del saludo militar cuando se encontraran descubiertos

La Unificación y la victoria había llevado a generalizar el saludo falangista y los tiempos venideros habían corrido a favor de seguir utilizándolo, pero el derrumbe del Eje hizo inviable continuar con aquel saludo en calidad de "nacional". Reservado para la FET, la Presidencia del Gobierno derogaba en Septiembre del 45 el Decreto dado ocho años antes. El preámbulo de la orden justificaba la adopción del saludo frente a la violencia del puño cerrado, pero se resignaba a la necesaria sustitución: "Mas circunstancias derivadas de la gran contienda han hecho que lo que es signo de amistad y cordialidad venga siendo interpretado torcidamente"

 

2.4.- El himno.-

En cuanto a los himnos nacionales cuatro fueron los aceptados: La Marcha Granadera (restablecida el 22.II.37) El Himno de la Legión, El Oriamendi y el Cara al Sol; de ellos, este último se llevaba la primacía en las manifestaciones populares tanto en las voluntarias como en las coercitivas, y así cualquier concentración patriótica, de defensa del nuevo Estado o de representación del régimen tenían como colofón el Cara al Sol o, en versión contraria, los muchos presos políticos que hicieron los nacionales durante y después del conflicto tendrían la obligación de entonarlo mañana, tarde y noche. Por Decreto de la Presidencia del Gobierno del 17 de Julio de 1942 la Marcha Granadera seguiría de Himno nacional, reservándoles a los otros tres la categoría de Cantos Nacionales. Pero una era la opción elegida para los actos oficiales y otra era la preferida por las masas, en esta última faceta se llevaba la palma, otra vez, el Cara al Sol, unida de forma indeleble al transcurso del régimen.

 

2.5.- Escritos.-

Todo escrito que saliera de las dependencias falangistas en tiempos de guerra debía llevar el correspondiente membrete y el eslogan "Saludo a Franco" "Arriba España". En Mayo de 1939 se normalizaba ese membrete en donde debía figurar "Falange Española Tradicionalista y de las JONS", el nombre del Servicio que lo utilizaba y el Yugo y las Flechas.

 

2.6.- El uniforme.-

Al uniforme, compuesto en principio por una camisa de color azul mahón (entero, serio, neto y proletario), un color ya utilizado por la izquierdas de las MAOC (Milicias Antifascistas Obreras y Campensinas), y al que la situación bélica o la conciencia prebélica anterior a la contienda, había añadido correajes militares, se sumaría la corbata negra que en señal de luto por la muerte de José Antonio, ordenaba colocar el Secretario General de la FET en Noviembre de 1938 cuando se decidió hacer pública la ya conocida muerte de Primo de Rivera.

Hasta el 25 de Enero de 1939 el Jefe Nacional no impuso el uniforme mixtura del Tradicionalismo y de la Falange, donde junto a la camisa azul se incluía la boina roja, pero ya en Agosto de 1937 había quien solicitaba aquella simbiosis en el vestuario. Así, Ernesto Giménez Caballero en una carta enviada a Ladislao López Bassa desde Italia donde se encontraba al frente de una expedición, decía: "...ahora el uniforme. Mi boina, nuestra boinas es lo que más gusta aquí, lo más español ¡Unificación rápida!" (7). Curiosamente un antecedente de tal vestimenta fue la pensada en utilizar por don Juan de Borbón en su fallido intento de incorporarse al frente del Alto del León como combatiente nacional y que contó con la censura del general Emilio Mola.

Aquella indumentaria se hacía obligatoria para todos los afiliados con la excepción, sin duda para evitar problemas, de los combatientes que en fuerzas organizadas podían llevar sus antiguos uniformes.

En guerra y en la zona nacional y luego en todo lugar, hubo una compulsión uniformadora. La exhibición del uniforme en cualquier lugar y bajo cualquier pretexto al compás de los momentos triunfales, precisó de medidas de continencia. La Jefatura Provincial de Madrid con Valdés Larrañaga al frente llevó a su prohibición en "cafés, bares, dancings y otros sitios de diversión"

Chaquetas negras y blancas complicaron la uniformidad siguiendo, al parecer, la inspiración de Serrano Suñer. Influidos por la moda italiana del PNF se pensó, incluso, en añadir a los mandos y jerarquías un puñal que completara la vestimenta.

Paralelo a la pérdida del protagonismo falangista se realizó una devaluación del vestuario, del que quedaba como elemento esencial la primitiva camisa azul. Llegaría también el tiempo en que la milicia falangista universitaria integrada en las filas del ejército tuviera que abandonarla. El tiempo y los avatares internacionales fueron restringiendo su uso. Dirigentes del Partido,que ocupaban también cargos del Estado, olvidaban el ponérsela, prefiriendo otros colores menos comprometidos. Faltaban aún muchos años para que el noecaciquismo cultural de izquierdas entonara el "camisa blanca de mi esperanza", pero alertados quizás porque el hábito no hace al monje pero dice quién es circulares de la SGM llamaban la atención sobre el uso obligatorio de esa prenda para jerarquías, mandos y militantes que ocuparan cargos con la única excepción de quienes llevaran uniforme militar. Ese olvido provocaba el malestar entre afiliados que veían en ello el alejamiento ideológico y que protestaron ante la Secretaría General cuando cargos del Movimiento prescindían de ella.

 

2.7.- Los distintivos de mando.-

Junto al uniforme los distintivos de mando, combinando estrellas, flechas y yugos con los colores oro plata, rojo y verde.

La emblemática de las jerarquías del Partido, añadida al uniforme, ajustándose a las normas de la FE se incluían a primeros del 38

 

 

Jefe nacional de servicio

Subjefe de bandera

Jefe nacional

Secretario nacional de servicio

Jefe provincial de servicio

Jefe directo de la milicia

Jefe provincial

Secretario provincial de servicio

Jefe divisionario de la milicia

Secretario provincial

Jefe local de servicio

Miembro de la Junta Política

Jefe local

Jefe de centuria

Consejero nacional

Jefe provincial de milicia

Jefe de falange

Inspector general

Jefe de tercio

Jefe de escuadra

Secretario general

Jefe de bandera

Subjetfe de centuria

Subjefe directo de la milicia

Subjefe provincial de milicia

Subjefe de falange

Subjefe divisionario de la milicia

Subjefe de tercio

Subjefe de escuadra

2.8.- Los gritos.-

Los gritos, la primaria expresión del sentimiento, se recondujeron a raíz de la Unificación y quedaron limitados a cuatro: "¡Franco, Franco, Franco! "¡Arriba España!" "¡Viva España!" y "¡España, Una, Grande, Libre!". Dos de ellos entraban en el ritual de la Falange primitiva, el otro, más emparentado con sentires tradicionales y por fin el que expresaba el culto a la personalidad del Jefe, del Caudillo viviente. Paralelamente, a José Antonio Primo de Rivera, fusilado en Alicante el 20 de Noviembre del 36, se reservaba toda una serie de homenajes, pompas y devociones que convertían al Fundador en un mito. Cuanto más arriba, más alejado, cuanto más lisonjeado más separado. Un José Antonio estratosférico y sin estación de radio para comunicar.

 

2.9.- El culto a un mito.-

Fue en Noviembre de 1938, cuando se hizo pública en la zona nacional, la muerte de Primo de Rivera, ocultada hasta entonces con el mito de "El Ausente", la Jefatura del Estado ordenó luto nacional los 20 de Noviembre. Durante todo el tiempo de duración del régimen, una esquela mortuoria acompañaría al boletín de la FET y actos litúrgicos de contenido religioso o político tendrían lugar en esa fecha. Se ordenaba también la colocación en las iglesias de lápidas con el nombre de los caídos (obsérvese la palabra) nacionales originarios de la localidad a la que pertenecía cada iglesia, en lista que inexorablemente comenzaba por José Antonio Primo de Rivera. Aquella instalación en los paramentos de lugares sagrados de las listas de los caídos llevó a interpretaciones curiosas. Relataba José Agustín Goytisolo el caso de un moro que en Xauen le contaba que, a pesar del abandono español de aquellas tierras, él seguía encomendándose al santo de la fachada de la Iglesia, a "San José Antonio Primo de Rivera".

Esa medida ejercida con cinceles sobre las bases pétreas o con pinturas, mantenida hasta la finalización del régimen de Franco y que es posible encontrar todavía hoy en algunas iglesias de núcleos rurales como residuo arqueológico de una segunda edad del hierro, contó con la negativa del reaccionario y excéntrico Cardenal Segura. Pero si la postura de este prelado ha sido ampliamente divulgada, mayor silencio se ha mantenido sobre la negativa que, oficialmente, realizó el Vaticano. El 12 de Febrero de 1942 el Vicesecretario General Luna Menéndez recibía copia del texto enviado por el Cardenal Vico, en donde en base a una declaración de la Sagrada Congregación de Ritos de 20 de Octubre de 1922, se consideraba ilícita la colocación en iglesias y criptas dedicadas al culto de lápidas con inscripciones de no sepultados. Finalmente aquello, a pesar de presentar inconvenientes, fue generalmente aceptado.

Por otra parte, se crearon cátedras de doctrina política en Madrid y Barcelona con el nombre del Fundador, en donde el docente titular de las mismas quedaba a la espera de su designación por el Jefe Nacional. Prensa y Propaganda y además se crearía un concurso literario y artístico sobre José Antonio. La juventud y el mundo del trabajo organizados en la FET titularían a sus primeras instituciones con el nombre, ya mítico, de José Antonio y los ejércitos de Tierra, Mar y Aire bautizarían unidades con ese nombre. El boletín de la FET dirigía escritos sobre el líder falangista a niños, y a obreros y utilizaba, de la propia pluma del Fundador, el mensaje dirigido a los hombres del campo.

El primer Noviembre, acabada la guerra, El Jefe del Estado ordenaba el traslado de los restos de José Antonio al Monasterio de El Escorial. Restos que fueron reconocidos por sus familiares, a través de las vestimentas últimas que llevaba, y se organizó una magna peregrinación que desde Alicante a Madrid, en una impresionante movilización humana de diez días de duración, con "miliarios" en los lugares de relevo, conduciría para un enterramiento temporal el cadáver de Primo de Rivera, dándole honores de Capitán General.

Una completa relación, con todo lujo de detalles, sobre el estado emocional de los participantes del traslado, del ornato, y de las comitivas de participantes queda en el libro de Samuel Ros y Antonio Bouthelier “A hombros de la Falange”. Y fotografías y fotogramas animados indican el grado paroxismo que representaba José Antonio Primo de Rivera en aquella nación que acababa de tener un cruel guerra. Tiempos de esperanza de aquellos brazos levantados, de cuerpos cuyos pies pisaban la miseria.

La vela del sepulcro de José Antonio montada por grupos de siete centurias de falangistas contó con la presencia de jerarquías de la FET que, por espacio de media hora, dedicaban su recuerdo a un jefe que muchos no habían ni tenido ni reconocido. Acoplados por el Protocolo de la Falange según su servicio a la FET comparecían José María de Areilza, García Valdecasas, Dionisio Ridruejo o Gerardo Salvador Merino en su calidad de miembros de la Junta Política; Agustín Aznar, Leopoldo Panizo, Ángel Alcázar de Velasco o Narciso Perales por su condición de Palmas de Plata de la Falange. Pilar Primo de Rivera, Ricardo Jiménez Arnau y otros en su calidad de Delegados y Jefes de Servicio. Más tarde, el cortejo de consejeros nacionales, entre los que, sin duda, había quienes no concedieron el más mínimo crédito al hijo del Dictador en vida y quienes consideraban que El Escorial, pudridero y osario de reyes (todo lo iguala la muerte), no era lugar adecuado para última morada del fundador de la Falange..

Pero la construcción del mito y el saber comportarse en aquel preciso tiempo presidían aquella visita a la sierra de Madrid. Ocasionalmente se harían guardias de honor en la tumba del Fundador. En marzo de 1940 la redacción de Arriba conmemorando su fundación allí acudía, y desde ese periódico el luto acompañó durante su historia el ejemplar que salía ese día de Noviembre., fecha donde se registró también que el Jefe Nacional vivo concedía la Palma de Oro de la Falange a su primer Jefe Nacional, distinción "...que aún hoy ningún hombre de la Falange ha logrado ostentarla bajo su brazo".

El culto a Primo de Rivera se ampliaba también con el reconocimiento hacia quienes intentaron libertarlo. En 1941 cien mil falangistas rindieron homenaje en Elche a los cincuenta y dos militantes de la Falange muertos en uno de los intentos de liberar a su jefe. La Delegación Nacional de Propaganda, dependiente de la poderosa Vicesecretaria de Educación Popular, tuvo la ocurrencia en Octubre de 1942 de crear en la Capilla Vieja del Monasterio de El Escorial un museo que, recogiendo ofrendas de valor material o significativo, expusiera la devoción de los españoles por José Antonio. Este "recinto votivo" proyectado no paso del grado de tentativa.

Esa fecha del 20 de Noviembre que, por extraños azares del destino, coincidiría con la del fallecimiento del creador del Régimen, concentraría el recuerdo a los muertos de la Falange. El Día de los Caídos se convertiría, además, en una especie de revista de los activos existentes. Al igual que se escudriña la asistencia a los funerales de miembros de una familia, el todavía Partido informaba en 1942 de aumento de asistencia en Soria, Toledo, Málaga, Huesca, Córdoba, Oviedo, Badajoz, Álava y Albacete mientras que aquel improvisado termómetro reflejaba preocupante frialdad en ciudades como Santander, Logroño, Vitoria, Orense, Tarragona o Ciudad Real.

A finales de 1943 la preocupación por magnificar la figura del Jefe muerto movía a los intentos de una fundación que, pagada por los hombres de la FET, atendiera el mantenimiento del sepulcro y las atenciones espirituales. De aquel intento llamaba la atención la justificación que se hacía desde la Jefatura de Protocolo a la Secretaría Política: "la Falange ha dejado en el abandono más absoluto a José Antonio" y que eran repetición de palabras de falangistas vascos pronunciadas muy poco antes.

Esquemas repetitivos de actos eran año tras año ordenados por la SGM a las distintas Jefaturas provinciales. Comitivas organizadas por la FET se encaminaban hacia el Escorial los 20 de Noviembre ya que hasta el 1959 no se inauguraría El Valle de los Caídos

 

2.10.- Otras fechas.-

En los primeros años, el 29 de Octubre, fecha de fundación de la Falange Española servía también de recordatorio a los muertos, pero el Secretario General Arrese (20) propuso reservar ese día para conmemorar la fundación y pasar al 20 de Noviembre la significación luctuosa. También Arrese pensó en que el 19 de Abril se celebrara el Día de la Unidad, una fecha olvidada y que sin embargo debía llegar a toda la nación. Se trataba con ello de perpetuar la medida elegida por el general Franco para hacerse con el resorte político de su Estado. Otra paradoja más, pues esa fecha que se debía celebrar le costó en su día al Secretario General Arrese su detención y proceso.

Otras marcas rojas del calendario serían la del 18 de Julio que conforme a la Orden de 28 de Febrero de 1942 se convirtió en Día del Valor y en cuya conmemoración participaban las secciones juveniles de la FET.

 

2.11.- El Valle de los Caídos.-

Mientras tanto, el Jefe Nacional había buscado en la sierra madrileña un emplazamiento para construir un monumento que perpetuara la memoria de los caídos de la contienda civil. Elegido el valle de Cuelgamuros, en el montículo rocoso de La Nava, en la Sierra de Guadarrama se levantó allí un complejo compuesto de una basílica hipogeo finalizada con grandiosa cúpula, abadía de benedictinos, vía crucis a través de los riscos, hospedería y una gigantesca cruz que, adornada por la antropomorfización de las virtudes teologales cristianas, se convirtió en estandarte de aquellos pagos. Obra arquitectónica de Pedro Muguruza y del escultor Juan de Ávalos, aquel gigantesco trabajo redimió por contrasentido de la historia las penas de muchos combatientes rojos.

A los pies del altar de la basílica, tras recorrer una galería con imágenes de las vírgenes patronas de los Ejércitos e instituciones militares, una sencilla lápida cubre los restos del fundador de la Falange y a 180 grados (máxima amplitud) se ubicarían con el tiempo los restos del impulsor del monumento.

En Febrero de 1941 se compraron los terrenos para el Valle de los Caídos, pero la realización de la obra tardaría en llegar. A la inauguración en 1959 le antecede un periodo de construcción de aquella magna obra costeada en parte por los sobrantes de la Suscripción nacional de la guerra civil que como se sabe fueron aportaciones más o menos voluntarias de joyas y tenencias particulares para apoyo económico del gobierno de Burgos. A los aportes económicos para su realización provenientes del Estado y del trabajo gratuito de los penados se sumaban, en ocasiones, cantidades extras, sacadas de aquí y de allá, con que hacer frente a la magna construcción. Así, a mediados de Octubre de 1951 el Consejo de Ministros autorizó de forma reservada la utilización de 3.873.700 ptas del presupuesto de deportes de la Milicia para el Consejo de Obras del Monumento.

La idea inicial de la construcción de El Valle llevaba la doble intención de la victoria y del perdón. Victoria sobre el comunismo actuando de causa primera, a la que se añadía la magnanimidad cristiana del vencedor en un monumento no pensado para perpetuar el enfrentamiento por difícil que eso resulte para el entendimiento de los vencidos. El hipogeo alberga de treinta a cuarenta mil de los muertos de la guerra trasladados allí a partir de Marzo de 1959.

Una información mucho más completa sobre el Valle de los Caídos esperamos esté en breve a disposición de los lectores del Rastro de la Historia.

 

2.13.- Otros elementos conmemorativos.-

La construcción de monumentos no se ciño a las obras de El Valle, numerosos proyectos y realizaciones habían surgido, desde la creación de la Comisión de Estilo en las Conmemoraciones de la Patria en 1938 y los posteriores organismos que, sobre todo en la época dirigente de Serrano Suñer, cuidaron del ceremonial. Aquellos monumentos o sus proyectos (porque en eso quedaron muchos) "...se dedicaron mayoritariamente a la "Victoria" y a los "Caídos". Así lo dice Ángel Llorente en su pormenorizado estudio sobre el arte falangista. Esto es, fueron monumentos conmemorativos y funerarios... buscando formas en las que no hubiera elementos que se prestaran a la confusión con exaltaciones paganas como el obelisco o la pirámide

Se hacía pues una elección premeditada tanto del significado de las formas arquitectónicas en su conjunción con la ideología que se pretendía, como del efecto que la integración del individuo tendría en y ante aquellos monumentos, se cuidaba sobremanera el aspecto escenográfico. El mundo artístico sirvió también como elemento didáctico y propagandístico, utilizándose el muralismo y la pintura épica como instrumentos del esfuerzo acometido en la nueva España Un amplísimo abanico de pintores y escultores sirvieron también para reforzar el culto a la personalidad del Jefe nacional y en menor medida de Primo de Rivera aunque esa exaltación iconográfica se viera condicionada por ciertos moldes ideológicos, como dice Ángel Llorente: "La pacata ideología franquista hizo de todo punto imposible representaciones de jefe desnudo como los de Mussolini de un Crescini o de un Ferrichio Vecchi"

La ideología en donde la mística del sacrificio estaba presente con la confluencia del falangismo, el catolicismo y los valores castrenses propició unas representaciones muy características de esos primeros momentos de exaltación: "Las principales fueron las imágenes del "ángel", el "héroe" y el "caído", seguidas de la "Victoria". Otras como la "madre", el "campesino", la "paz" y alegorías a la "familia" y el "hogar" se produjeron más a partir de los años cincuenta que en los diez primeros años de la posguerra."

1951 vería el proyecto de un Decreto Ley creando la Fundación Casa Prisión José Antonio Primo de Rivera para perpetuar el recuerdo del Fundador y de sus compañeros caídos en Alicante". El año anterior un Decreto de Presidencia del Gobierno cedía a la FET el usufructo indefinido de la antigua Casa Prisión Provincial de Alicante. Residencia estudiantil hoy donde una lápida recuerda el acontecimiento.

La perpetuación del recuerdo no quedaría sólo en obras arquitectónicas, escultóricas o pictóricas. En Diciembre de 1956 la Secretaría General del Movimiento conmemorando el XX aniversario de la muerte del Fundador creó tres premios literarios para la mejor biografía, el mejor libro escolar y estudios de pensamiento dotados con 50.000 ptas. Se convocaron además tres premios de periodismo y dos de radiodifusión. Todos ellos con un límite de un año para su aparición.

 

2.14.- El culto al Jefe Nacional vivo.-

De los personajes vivos se reservaba el honor y la gloria al Jefe Nacional. Muerto el Fundador, ocupaba su lugar un "alter ego" que regía los destinos del Movimiento. A él y sólo a él correspondía la dedicación honorífica de la Falange.

A escasos meses de producida la Unificación, en el mes de Octubre de 1937, se ordenaba que los artículos encomiásticos únicamente podían dedicarse a José Antonio (ya muerto pero sobre el que se cernía la leyenda de "El Ausente") y a Francisco Franco. En el afán uniformador y de sometimiento de tendencias se recordaba que la FET era una orden militar y que sus miembros no podían actuar por cuenta propia. Llamados a un espacio militar, mentalmente querido por la Falange, se les fijaba su posición de sometimiento y disciplinada con la advertencia de que las huestes de Falange no podían confundirse con "animadoras claques aduladoras del estilo liberal"

La devoción a la figura del Caudillo llevó a que el 1 de Octubre o Día del Caudillo (por su elección como Jefe de la Junta militar) diera comienzo el "Año político" en las actividades de la Falange.

El acompañamiento coreográfico de la FET iba a estar presente para siempre en aclamación a su Jefe Nacional. Todas las secciones y departamentos quedaban convocados en cualquier acto más o menos público como agitadores de masas. Los contingentes humanos que recibían enfervorizados a Franco en sus desplazamientos, contaban con la asistencia en primera línea de los afiliados a la SGM. Generalmente era el jefe provincial quien se dirigía a las jefaturas locales para incitar a la acogida y en esos escritos se desarrollaban algunos aspectos de la coreografía que había que utilizar tales como uniformidad, banderas o eslóganes. La colocación de los afiliados tras sus jefes locales en las carreteras era una obligación más en los desplazamientos del Caudillo, así como el control por parejas falangistas de las carreteras por las que iba a transitar el Jefe Nacional de forma similar a los servicios montados por la Guardia Civil.

La preparación de esas masas uniformadas presentó en algunos momentos problemas de abastecimiento, por lo que los jefes provinciales se vieron en la necesidad de remitir con urgencia las camisas azules y boinas rojas necesarias para aquellas puestas en escena que serían pagadas por los propios figurantes que las llevaran. Otra prenda necesaria era un pantalón o falda negra, de fácil obtención tal y como algún jefe provincial señalaba "bien porque ya los tengan o porque se los tiñan"

Enfermeras y afiliadas a la Hermandad de la Ciudad y el Campo de la Sección Femenina deberían portar sus correspondientes uniformes e incluso "con trajes regionales las camaradas que lo tengan". Otras formas de manifestar la devoción al Generalísimo estuvo en la entrega de álbumes con firmas de adhesión, "in situ" o acudiendo al Palacio de El Pardo para tal cumplimiento.

Secciones de la FET contribuían como parte del conjunto falangista o por propia iniciativa a la exaltación de Franco, participando de la "devotio ibérica" tan afincada en las conciencias de los falangistas. De esa forma el Frente de Juventudes, hacia 1950, le concedía el título de Jefe de Centuria honorífico de la promoción Sancho el Fuerte al Jefe Nacional.

 

2.15.- Evitando las competencias.-

La proyección entusiasta en jefes políticos o señores de la guerra, tras los acontecimientos triunfales dieron lugar a la promoción de fiestas, homenajes, funerales y demás. Aquellos actos en donde la fidelidad de los subordinados quedaba de manifiesto, encubrían aspectos incómodos para la buena marcha del Partido. Por una parte, estaba la faceta económica donde junto a los pequeños dispendios se unían el absentismo laboral que se producían al acudir a los actos; por otra, el que la figura del Jefe Nacional no debía entrar en competencia con persona alguna del Partido. El regeneracionismo que intentó aplicar Muñoz Grandes en su paso por la Secretaría General llevó a la prohibición de celebraciones festivas o luctuosas en horas de trabajo. 

No mucha eficacia debió tener la circular anterior cuando seis meses más tarde Gamero del Castillo reiteraba las instrucciones de prohibición de homenajes y concentraciones. Aunque esta última medida del Vicesecretario entraba más en el plano político que en el de la austeridad propiciada por Muñoz Grandes ya que Gamero dejaba abierta la posibilidad de realizarlos una vez obtenido el permiso de la SGM y la posterior autorización del gobernador civil de cada provincia.

Cuando en 1956 aparecía un tímido resurgir falangista volvía a reiterarse la orden de prohibición de homenajes y la supresión total de vinos de honor. Los homenajes, dedicaciones de calles y demás actos de agradecimiento debían dilatarse al menos tres meses tras el cese del homenajeado. Por supuesto que de esas medidas de restricción quedaba aparada la figura del Jefe Nacional.

 

2.16.- Privilegios y protocolo.-

2.16.1.- El privilegio de las jerarquías.-

A raíz de la publicación de la Ley de Fuero de las jerarquías de la FET, los consejeros nacionales gozaron de inviolabilidad, con las prerrogativas legales que esa situación comportaba. Así, tenían competencias para conocer las causas que contra ellos se incoaran la Sala Segunda del Tribunal Supremo, el Tribunal Supremo en pleno o la Sala de Justicia del Consejo Supremo de Justicia Militar o el propio Consejo en función de "la graduación, destino o mando del aforado". El Fuero de Jerarquías de la FET declaraba que (art. 1.) no era posible la detención sino por orden del Jefe Nacional o en flagrante delito; para el procesamiento de las jerarquías había que solicitar venía al Presidente de la Junta Política. Exentos quedaban también de ser juzgados por el Tribunal de Responsabilidades políticas sin mediar autorización de esa misma autoridad.

 

2.16.2.- El protocolo del Estado.-

La apariencia, el protocolo marca la importancia formal que se otorga a las distintas fuerzas. Resulta interesante observar las equivalencias de la FET con otros poderes y la colocación que tenían con respecto a ellos. Este fenómeno se daba con el auge de Serrano Suñer en la política española y más tarde fue cayendo en desuso.

El Secretario General tendría tratamiento de excelencia. honores: Arma al hombro y marcha militar. Los Miembros de la JP Consejeros nacionales y Vicesecretarios Tratamiento de excelencia. Arma descansada y marcha militar .Los Delegados Nacionales e Inspectores nacionales Tratamiento de Ilustrísima .Arma descansada y marcha militar. Los Secretarios Nacionales y Jefes Provinciales tratamiento de Señoría y arma descansada. Los Secretario Provinciales y los Jefes locales de capitales de provincia guardia sin armas. Los honores militares serían dados por las milicias de la 1 y 2 línea de FET en actos oficiales, cuarteles y guardias de cualquier edificio o dependencia de la organización.

Se realizó también la correspondencia protocolaria con miembros del Ejército de la siguiente manera:

Secretario General con General de División

Junta Política, consejeros nacionales y vicesecretarios con Generales de Brigada

Delegados Nacionales e Inspectores generales con Coroneles

Los Secretarios Nacionales y Jefes Provinciales con Tenientes coroneles.

En cuanto a la prelación entre autoridades del Estado y de la jerarquías del Movimiento

Ministros y Secretario General

Junta Política y Consejo Nacional

Subsecretarios y Vicesecretarios

Jefes Nacionales de Servicio y Delegados Nacionales del Movimiento

Gobernadores civiles y Jefes Provinciales

En cuanto al orden de protocolo con las autoridades eclesiásticas:

Cardenales y Secretario General

Junta Política, Consejo Nacional y Arzobispos

Vicesecretarios

Delegados Nacionales y Obispos

En concurrencia con los eclesiásticos se hacía valer la preeminencia de éstos.

En coincidencia de jerarquías equiparadas tenía preeminencia el Ejército y Estado (observar el orden).En actos de índole provincial, con la excepción del Secretario General si estuviera presente, todos los asistentes se colocarían detrás del gobernador (según la relación del Ar. 3) En concurrencia con los eclesiásticos preeminencia de estos.

 

2.16.3.- El protocolo interno.-

El protocolo fue causa provocadora de incidentes en algunos momentos, en el interior del propio Partido, donde también existieron normas que (42) establecían una prelación con base, en primer lugar, a la pertenencia de los Delegados Nacionales a la Junta Política por razón de ese cargo ( es decir el Vº General, Vº de Secciones, Sindicatos Vº de Obras Sociales, SF, FJ, Educ. Nal. Prensa). En segundo lugar, los Delegados de Servicio que estuvieran en la Junta Política por libre designación (Ex Combatientes, Sanidad, IEP, Jefe Milicias, Ex cautivos, Justicia y Derecho, Auxilio Social, Información e Investigación).En tercer lugar estaban los responsables de delegaciones creados con posterioridad a los Estatutos de la FET (Provincias, Personal. Junta Central de Recompensas, SEU, SEM, Guardia de Franco, Vieja Guardia, Servicio Exterior y Secretaría Política.)

En esa prelación se pudieron detectar al menos dos posibles anomalías: una con el Servicio Exterior que sí aparecía en los Estatutos aunque en su tiempo fue Delegación y más tarde Servicio (sombra de lo que fue). En cuanto al SEU, integrado en el F. de JJ, poseía la suficiente veteranía, anterior al estallido de la guerra, como para poder disputar lugar de mayor privilegio. Pero de ninguno de ellos vino reclamación alguna. Fue la Vieja Guardia quien se sintió molesta por haberla colocado en los lugares de cola. El que los últimos serán los primeros y los primeros los últimos es mensaje evangélico de difícil digestión.

 

2.17.- Condecoraciones y recompensas.-

2.17.1.- La Junta Central de Recompensas.-

En la Falange Española había existido una Junta Nacional de Recompensas que había concedido la Palma de Plata a Manuel García Míguez muerto por los sucesos de Aznalcóllar y único fallecido a quien se concedió tal condecoración. Concedió, además, otras 7 Palmas de Plata a la Falange de Sevilla y la misma condecoración a los guiones de milicias de Sevilla y Madrid.

Precisamente en el amparo de esa Junta el vocal falangista del Secretariado Político, Miranda, en Julio de 1937 proponía la concesión de la más alta condecoración del Partido, la Palma de Oro, al General Franco.

En este año de 1937 se proyectó una condecoración que con el nombre de "Legión de honor" recompensaría a mutilados, inválidos y heridos de guerra. Pero no consta que tal título llegara a hacerse realidad. El nombre, de claras connotaciones francesas, no era lo más apropiado.

El 21 de Julio de 1937 J. Miranda se dirigía al Secretariado Político con la intención de que se hiciera llegar al Jefe Nacional una propuesta para crear una Junta de Recompensas. Tras hacer mención de las condecoraciones que existían en la Falange, urgía el establecimiento de una organización responsable de aquello por la proliferación de gentes que, sin concesión alguna lucían todo tipo de recompensas impuestas por su gusto y gana.

Hasta el 12 de Marzo de 1942 no sería creada la Junta Central de Recompensas. La composición de este organismo quedaba formada por un Presidente que sería miembro del Consejo Nacional y que ostentara la Palma de Plata y como vocales un Delegado Nacional de la FET, un Jefe del Ejército, un letrado y dos militantes. Las competencias para otorgar recompensas de la Sección Femenina y de las OOJJ quedaban al margen de las de esta Junta, si bien su Presidente sería miembro nato de las Juntas de recompensas de esas dos delegaciones.

El 25 de Marzo de 1942 era nombrado Presidente de la Junta Sancho Dávila y de vocales aparecían Juan Francisco Yela, Ramón García Noblejas y los Comandantes del Ejército Modesto Aguilera y Claudio Rivera. En julio aparecieron concedidas las primeras distinciones. Las de más alta categoría se otorgaban a veteranos miembros del Partido, Agustín Aznar, Alcázar de Velasco y también a García Noblejas y a Aguilar.

Las recompensas fueron sistematizadas en 1943 y se correspondían con el mérito político (ángulo verde, aspa verde y palma verde) sufrimientos padecidos por los militantes (ángulo rojo, aspa roja y palma roja), actos heroicos (ángulo de plata, aspa de plata y palma de plata). Se establecía también y con carácter excepcional la Palma de oro. Curiosamente esta Palma de oro se reservaría para los Jefes Nacionales ejercientes como tales 3 años y 22 días. Tal lapso de tiempo se justificaba en que ese era el periodo de mando que había tenido José Antonio; pero resultaba claro que la limitación temporal ponía fuera de combate para recibir la más alta distinción a Manuel Hedilla.

Se le concedería con el tiempo a la Junta poder retroactivo en tanto que cualquier recompensa otorgada con anterioridad a la constitución de la JCR habría de ser revisada por ésta.

En Mayo del 50 se hacía cargo de la Presidencia de la Junta Manuel de Mora Figueroa, al anterior Presidente se le hacía Secretario de la Cancillería de la Orden de Cisneros Seis años más tarde, en 1956, las funciones auxiliares de la Cancillería de Cisneros pasarían a la Junta Central de Recompensas

Conviene reseñar que hubo un intento en 1950 de desbancar a la Junta Central de sus cometido por parte de la Vieja Guardia. Efectivamente, el 10 de Junio de 1950 el Presidente de la JCR, M. Mora Figueroa, se mostraba contrario a los deseos expresado por la Vieja Guardia de sustituirles en las funciones relacionadas con la concesión de la denominada medalla de la Vieja Guardia, con razones como la eficacia demostrada por la Junta, la colaboración que la VG hacía al ser ella quien promovía los expedientes y el pensar que la extinción de la VG por razones biológicas obligaría a pasar la documentación a otra dependencia

 

2.17.2.- Las recompensas. -

El número de falangistas que recibieron la Palma de Plata fue bastante reducido. Se concedió ésta por hechos heroicos a Federico Servet y a Tomás García Rebull. En Noviembre del 52 Juan Yagüe Blanco recibía a título póstumo la Palma de Plata y tres meses más tarde la recibía Gerardo García Carpintero y el colectivo de las JONS de Villanueva de la Serena.

Cuando existían problemas para la concesión de la Palma de Plata por existir méritos de difícil demostración se recurría a abrir un "juicio contradictorio" que pusiera en claro si era el encausado merecedor o no de la condecoración. Entre los sometidos a juicio contradictorio estuvieron Joaquín Bernal Vargas (albañil, Jefe provincial de Cádiz), Federico Servet Clemencín Miguel Blasco Vilatela (muerto durante la guerra en los Pirineos), Maestro y Alférez de las Milicias falangistas o Gerardo Garcìa Carpintero, combatiente de la División Azul.

El 18 de Julio del 56 se concedía la Palma de Plata a Miguel Blasco Vilatela, Rafael García Siso, Santiago Pedrosa Posada, José Luna Meléndez y al General Antonio Sagardía Ramos. Se entregaba en la misma fecha la Palma de Plata a los falangistas que intentaron liberar a José Antonio el 19 de Julio del 36

De menor entidad, la Palma Verde fue concedida a falangistas vivos e incrustados de lleno en el régimen de Franco. En enero del 45 la recibían Fernández Cuesta y Jesús Suevos.

 

2.17.3.- La medalla de la Vieja Guardia.-

Por Decreto del 10 de Marzo de 1942 el Mando Nacional del Movimiento creó la Medalla de la Vieja Guardia para los militantes de los Partidos Unificados que se encontraran inscritos en ellos antes del 16 de Febrero de 1936 (fecha de las elecciones donde triunfó el Frente Popular). En la cinta de la medalla los que desempeñaron algún cargo podían llevarlo con el emblema correspondiente, adaptado eso sí, a la nueva nomenclatura de mandos y jerarquías de la FET.

La frontera de las elecciones de Febrero del 36 fue el requisito de consideración de Vieja Guardia Cuando se realizó la creación de esa Medalla se habló de los "Partidos Unificados", con lo que se podría incluir allí a Renovación y Acción Española, además de a la CEDA, pero ya en Agosto del 42 se daba por supuesto que la acreditación de militancia o era de la FE o de la Comunión Tradicionalista, olvidando cualquier otra opción. Se exigía, además, para la concesión el haber aceptado la reconducción impuesta en el Partido Único, es decir, la adhesión al Movimiento y el uso obligatorio de la condecoración en el uniforme.

De las Delegaciones de la Vieja Guardia partían los expedientes que eran finalmente estudiados por el organismo específico para otorgar las recompensas: La Junta Central de Recompensas y Distinciones. 

Aún sin decidir qué dibujo llevaría la medalla, poco tiempo más tarde, en el mes de Mayo, se convocaba un concurso entre artistas españoles para elegir y premiar los modelos que se presentaran.

Por orden del 18 de Julio de 1942 se ampliaba la concesión de la medalla a familiares de militantes caídos en donde la única diferencia lo ponía el negro de la cinta, señal de luto.

Fue a partir de la creación de esta recompensa que larguísimas relaciones de expedientes para la concesión de la medalla llenarían páginas y paginas del órgano oficial de la FET. La recompensa no concedía beneficios de ningún tipo con la única salvedad de dificultar la expulsión del Partido y era exclusivamente honorífica; pero demostrar haber sido partícipe de la verdad impuesta por las armas en los momentos difíciles, pionero de la nueva situación, significaba una categoría en la España salida de la guerra.

El 1 de Abril de 1949 finalizó el plazo para solicitar la Medalla; pero para rezagados quedaba un resquicio, se preveía para el futuro que quienes pudieran solicitarla lo hicieran a través de los Jefes Provinciales, éstos, tras la información de la Delegaciones de Vieja Guardia, elevarían a Secretaría General la petición.

A mediados de 1950 habían sido resueltos 31.000 expedientes de la Medalla de la VG. Tal cantidad da qué pensar porque los efectivos de la Falange en términos aproximados, en Febrero del 36 oscilaban entre los 7.000 y 10.000 Suponiendo que todos los supervivientes de FE y los familiares de los fallecidos la hubieran solicitado quedarían aún 20.000 medallas. Adjudicárselas a miembros de la Comunión sería exagerado, ni por la trayectoria política mayoritariamente seguida de abandonismo con respecto al Régimen, ni por considerar que es un número excesivamente elevado para ese contingente. Quedarían gentes, que participando de otras opciones de las que se unificaron y a pesar de no estar explícitamente reconocidas, buscaron, a falta de documentación probatoria veraz, los testimonios, más o menos fiables, más o menos interesados que les permitieran lucir aquella recompensa, que aún no comportando beneficios, ya de por sí era un seguro beneficio en la España de Partido Único.

 

2.17.4.- La medalla del XX Aniversario.-

El gustillo por el ornato se ponía de manifiesto en la creación de la más prolífica de las condecoraciones realizada por la FET, la Medalla del XX aniversario, concedida a todos aquellos que acudieron al primer y único Congreso Nacional de 1953. Interminables listas de asistentes obtenían aquella recompensa honorífica. Una buena fuente para conocer quiénes en los comienzos de los cincuenta participaban en el partido único en las distintas localidades españolas.

 

2.17.5.- La orden imperial del Yugo y de las flechas.-

Otra de las condecoraciones utilizadas por el Régimen arrancada de la simbología falangista fue esta, primero conocida como Orden Imperial de las Flechas Rojas. En Agosto de 1938 se realizó la concesión de grandes cruces y placas de la Gran Orden Imperial a Pilar Primo de Rivera, Mercedes Sanz Bachiller, Fermín Izurdiaga y José Luna Menéndez. En Octubre de 1938 recibían Cruces, entre otros, Hess, Farinacci, Queipo, Saliquet, Moscardó y Eugenio Montes. Más tarde les correspondió a Laín, a Tovar,  Manuel de Castro Alonso, Arzobispo de Burgos, y al General Varela.

En Febrero de 1943 la denominación cambió y comenzó a titularse Orden Imperial del Yugo y las Flechas tal tiempo que se dictaba el reglamento de la que era considerada más alta recompensa de servicios prestados a la nación. Como lema de la misma se imponía una frase de inspiración evangélica (Mat. 22,21) "Caesari caesari, Dei Deo".

 

2.18.- Una coreografía paralela. El Frente de Juventudes y la Sección Femenina.-

Al igual que las secciones masculinas, la Delegación femenina fue creando una amalgama de referentes significadores. Los distintivos de mando se hicieron con el bordado de flechas en seda azul y blanca y las Regidoras de los distintos servicios deberían llevar el signo de esa distinción con el escudo del servicio y barra, yugos de seda verde y estrellas de seda del mismo color.

El "santuario" elegido por la Sección Femenina fue el Castillo de la Mota en Medina del Campo. Lugar de estudio y concentración de masas como la celebrada el 22 de Abril de 1938, en el aniversario del nacimiento de Isabel la Católica a la que fue invitado el General Franco Este emblemático edificio fue cedido por la Presidencia del Gobierno en 1942 a la Sección Femenina para la instalación de la Escuela Mayor de Mandos José Antonio. La cesión iba condicionada por la continuación del Patrocinio del Ministerio de Educación al tener el castillo la consideración de monumento nacional.

Entre las fiestas señaladas para la organización femenina estaba la celebración del Día de Santa Teresa para el que se convocaban estudios sobre la santa y la celebración de misas con la expresa orden de que "no se debe obligar a comulgar a aquéllas que voluntariamente no quieran hacerlo". Esta talante no impositivo chocaba con la obligatoriedad impuesta en otros ámbitos de la Iglesia, no en tanto que recomendación moral sino en cuanto poder coercitivo que la obligación de comulgar adquirió, lo que llevó incluso a la emisión de certificados de haber realizado aquella obligación como justificante en empresas y colegios.

Terminada la guerra se habilitó un servicio de recompensas particular de la SF Las condecoraciones se denominaron "Y" en honor de Ysabel la Católica y tenían las variaciones "Y" de oro", "Y" de plata", "Y" roja e "Y" colectiva. Una Junta Permanente de Recompensas sería creada como enlace entre SF y Secretaría General.

Mujeres muertas durante la guerra fueron las primeras a las que se concedieron estos distintivos. La Y individual de oro se otorgó a María Luisa Terry, María Paz Unciti, Carmen Tronchoni, Rosa Brios, Julia Jáez, Agustina Simón, Francisca Magdalena de la Hoz y Marina Moreno

Reciberon también su recompensa mujeres falangistas destacadas en hechos de guerra o aquellas más significadas en la ayuda a la Falange como fue el caso de la Y roja colectiva concedida al Banderín de SF de Filipinas del Servicio Exterior por la entusiasta ayuda prestada En Marzo de 1942 se publicaba la Ordenanza de recompensas de la SF reglamentándose en ella la imposición, propuesta y pérdida. Las enfermeras voluntarias en la División Azul recibieron también la Y de plata colectiva poco tiempo después de publicarse la Ordenanza de recompensas. Una de esas enfermeras, tal vez la más destacada, Celia Jiménez recibía el nombramiento de afiliada honoraria de la Sección Femenina del SEU por su trabajo a favor de los universitarios falangistas en la División Azul 

También fueron merecedoras de condecoraciones aquellas afiliadas o colectivos que se destacaron en tareas humanitarias o de apoyo al Partido. Por ello, en Mayo de 1948 la Y de plata colectiva recaía en la SF de Cádiz aprovechando la festividad de Santa Teresa 1947 y en recuerdo del heroico comportamiento en la catástrofe de la ciudad en 1947

En Marzo de 1950 recibían la Y de Plata colectiva las afiliadas a la Sección Femenina que fueron a la primera expedición a América en el Monte Albertia, con los Grupos de Coros y Danzas.

La construcción de monumentos conmemorativos fue también labor de las mujeres falangistas. A un año de terminada la guerra SF convocó un concurso para la creación de un altar en la galería de la cárcel de Alicante donde José Antonio había sido fusilado. El Tribunal para valorar los méritos artísticos estuvo formado por Pilar y cuatro artistas nombrados por SF, SGM, Dirección General de Arquitectura y Dirección General de Bellas Artes. Se establecieron tres premios: 1º realización del altar estipulando contrato; 2º 5.000 ptas. 3º 5.000 ptas. Se podrá declarar desierto el concurso.

 

2.19.- Santoral del Frente de Juventudes.-

El Frente de Juventudes creó una serie de fechas para incorporar a su particular santoral. El 9 de Febrero, conmemorando el asesinato del estudiante falangista Matías Montero, se celebraba el Día de los Caídos (con anterioridad se venía realizando el 29 de Octubre) especie de concesión que el F de JJ realizó al SEU cuando este Servicio se integró en esa Delegación.

El 1 de Abril, conmemorando la victoria en la guerra civil se proclamaba, Día de la Canción. El 30 de Mayo, festividad de San Fernando sería el día grande de las juventudes o Día de la Juventud. El 18 de Julio, Día del Valor. El 2 de Agosto efemérides por la salida de Colón de Palos a América Día del Amanecer. El 1 de Octubre, Día del Caudillo. El 29 de Octubre, Día de la Fe. El 20 de Noviembre Día del Dolor y el 8 de Diciembre, Día de la Madre.

El Frente de Juventudes disponía también de recompensas, las medallas de la juventud, con distintas categorías, concedidas a gentes del mundo de la Falange o a afines Con motivo del Día del Caudillo en Octubre del 54 se concedía la Medalla de Oro de la Juventud al arzobispo de Santiago, Quiroga Palacios y a los destacados falangistas José Antonio Girón, Blas Pérez y Rodríguez Tarduchy. Integrado en el Frente del Juventudes el SEU disponía de sus particulares recompensas. En la época de revitalización del sindicato se modificó el reglamento de recompensas con el claro interés de ampliar los beneficiarios a quienes no siendo miembros del SEU hubieran cooperado con él. La fecha del 21 de Noviembre (aniversario de la fundación del Servicio) y la del 7 de Marzo (Santo Tomás de Aquino) se reservaban para otorgar los Víctor de Plata y de Bronce respectivamente.