De vosotros depende, como de todos los españoles, que podamos
          vivir en una España grande y rica. ¿Sabéis cómo? Formando parte de
          los Sindicatos de Empresarios Nacionalsindicalistas afectos a Falange
          Española de las J.O.N.S.
          Nuestra organización, una de cuyas bases han sido los Sindicatos
          obreros, quiere que los comerciantes, industriales y labradores,
          ingresando en los de Empresarios, demuestren que a ellos también les
          indigna que España sea campo abierto para toda clase de experiencias
          destructivas, zona neutral donde se puede hacer todo contra España
          misma, terreno de lucha para que los, partidos se injurien y las
          clases se despedacen sin que el Estado se sienta guardián vigoroso de
          la existencia nacional. Tenéis que demostrar también que sois de los
          que verdaderamente trabajan por el bien de todos, viviendo de un modo
          duro, mientras tantos señoritos ociosos y tantos haraganes se llaman
          a ¡aparte del botín español. Tenéis que mostrar cómo siempre
          estáis pendientes del afanoso sector de las transacciones y cuando
          lográis, a fuerza de trabajos y afanes, un modo de vida, una gran
          parte de vuestros productos va a manos de los usureros que os
          esquilman o de los bancos que sostienen su lujo con vuestra miseria.
          Cooperando a que se obligue a todos los españoles a ser
          productores, bien porque trabajen en sus respectivas profesiones, bien
          porque mediante sus trabajos den ocupación a otros hombres, hacéis
          que los obreros adquieran el convencimiento de que ambos tendréis
          intereses comunes que defender. Es necesario que demostréis al obrero
          que durante los dos años de Gobierno socialista ha aumentado la deuda
          pública, con tipo de interés más alto que nunca y libre de
          impuestos (es decir, aumentaron el número de rentistas, que viven del
          cupón sin trabajar); favorecieron a los bancos y grandes empresas y,
          en cambio, aumentaron las contribuciones a los comerciantes e
          industriales; así, el transporte mecánico padeció dos elevaciones y
          sufrieron aumento en el coste de la gasolina y lubrificantes y
          sufrieron aumento en los impuestos, incluso en los de rodaje; a la
          agricultura la desequilibraron, llevando a la ruina a los que
          verdaderamente pueden producir riqueza y trabajo.
          Cuando aportéis el esfuerzo y la disciplina al movimiento
          nacionalsindicalista tendréis la gloriosa sorpresa de descubrir
          vuestra fuerza. La unión y la acción. Entonces seguiréis hasta el
          fin para gritar con los demás Sindicatos hermanos: ¡Basta de
          política! ¡Basta de partidos! Queremos un Estado español
          genuinamente nuestro, nacido de nuestros Sindicatos. No necesitamos
          una casta de políticos que se interponga entre nosotros y el Estado.
          Unidos todos en nuestra tarea, sin políticos, sin mediadores,
          podremos hacer otra vez una España de todos, fuerte, respetada y
          rica. ¡Arriba España!
          La Nación, 29 de noviembre de 1934.