logo_jaoc.gif (5520 bytes)busqueda.gif (2428 bytes)indices.gif (2150 bytes)principal.gif (2310 bytes)

.
  EL GOBIERNO, FUERA DE LA LEY

Falange Española de las J.O.N.S., declarada lícita por los tribunales, sigue soportando el atropello gubernativo

La denuncia.

El 14 de marzo se estrenó Alonso Mallol con la Falange; detuvo al jefe nacional, aparte de la Junta política, a otros que no pertenecían a ella y a quien le vino en gana. Los tuvo un día en uno de los sótanos de la Dirección General de Seguridad y luego los remitió al juez con un escalofriante oficio, en el que se detallaban todos los horrores imputables a los falangistas. Como resumen de todos, la Dirección decía lo siguiente:

"Del conjunto de esta información recogida se aprecia la existencia muy acusada de actividades punibles contra la Constitución del Estado y contra Corporaciones oficiales, incluyendo el Ejército, de quien dice la propaganda fascista acompañada que hay que DEVOLVERLE toda la dignidad que merece, lo que da a entender que la ha perdido..."

Aludía el director de Seguridad a aquel punto del programa nacionalsindicalista que dice: "Devolveremos al Ejército de tierra, mar y aire toda la dignidad pública que merece, y haremos, a su imagen, que un sentido militar de la vida informe toda la existencia española." Sin duda, cuando fueron redactados los 27 puntos de la Falange, se pensó que únicamente fueran leídos e interpretados por individuos pertenecientes a la especie humana. No se contó con que cayeron en manos de Alonso Mallol. Para éste la palabra dignidad no tiene más que una acepción: la de virtud, la de cualidad de las personas dignas. Ignora el pobre sujeto que dignidad quiere también decir jerarquía o prerrogativa. Así se habla de las dignidades de la Iglesia para referirse a los que en ella ocupan cargos elevados. Decir del Ejército que se aspira a devolverle la dignidad pública "que merece" quiere, cabalmente, decir que se pretende restaurarle a una jerarquía, a un nivel, a un respeto público, de los que ha sido injustamente depuesto. Esto es bien fácil de entender: si Alonso Mallol no lo entiende, nadie tiene la culpa.

El procesamiento.

Pero el juez, don Ursicino G6mez Carbajo, tenía obligación, incluso por el decoro de la magistratura que ejerce, de aquilatar por sí mismo las acusaciones contra los hombres que le eran entregados. Cobardemente, sin embargo, y traicionando su conciencia y su competencia los procesó. El auto de procesamiento fue un baldón para quien lo dictara y un honor para quienes lo padecieran. El fundamento de hecho de aquella inolvidable pieza judicial era el siguiente: "En las actuaciones de este sumario, seguido por el delito de asociación ilícita, figura el programa de la Falange Española de las J.O.N.S., que contiene, entre otros, los siguientes extremos: "2º ... la Constitución vigente, en cuanto incita a las disgregaciones atenta contra la unidad de destino de España. Por eso exigimos su anulación fulminante." "3º ... tenemos voluntad de Imperio. Afirmamos que la plenitud histórica de España es el Imperio." "4º ... devolveremos al Ejército de tierra, mar y aire toda la dignidad pública que merece, y haremos, a su imagen, que, un sentido militar de la vida informe toda la existencia españolas "26º ...su estilo preferirá lo directo, ardiente y combativo."

El señor Gómez Carbajo acaso no haya procesado a nadie por gritar ¡"Muera España"! o "¡Viva Cataluña Libre!". Ni por injuriar al Ejército. Pero procesó a unos cuantos españoles por afirmar resueltamente la unidad de la Patria, por desear para ella plenitud de Imperio y por aspirar al enaltecimiento de sus fuerzas armadas. Allá el señor juez con su sentido de la justicia; quede recogida esta nota para gala de su hoja de servicios.

La acusación.

El fiscal sostuvo, sobre los mismos fundamentos que el juez, su disparatada acusación. Afirmaba que los 27 puntos de la Falange estaban en contradicción con los fines atribuidos a la misma entidad en los Estatutos, de donde se sacaba la consecuencia que era una asociación con fines ocultos, delictivos, y que debía ser disuelta.

La defensa.

El día 30 de abril se vio la causa ante el Tribunal de Urgencia, de Madrid, compuesto por tres dignos magistrados. Ante él informó el fiscal y los defensores: don José María Arellano y el propio jefe de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Este demostró plenamente cómo los 27 puntos desenvuelven con toda fidelidad el contenido político del artículo 1º de los Estatutos, y señaló la observación sugestiva de que se persiguiera a la Falange por querer la revolución nacional y no, por ejemplo, al partido socialista, entre cuyas afirmaciones programáticas, aprobadas por la Agrupación de Madrid, las hay como las siguientes: "El proletariado no debe conformarse con defender a la democracia burguesa, sino procurar por todos los medios la conquista del Poder político para realizar desde él su propia revolución socialista." "En el período de transición de la sociedad capitalista a la socialista, la forma de gobierno será la dictadura del proletariado." "A las colonias y a cualquier provincia o región se las reconocerá el derecho de su autodeterminación política, incluso hasta la independencia."

La sentencia.

El Tribunal dictó sentencia, en que se dice: "Considerando que de los hechos probados no se deduce le perpetración por parte de los acusados del delito que se les inculpa por el Ministerio Fiscal, ya que el ideario político de la Asociación, contenido en los Estatutos aceptados legalmente, no ha sido alterado en su esencia, orientación ni procedimiento por el documento impreso del folio seis del sumario ... FALLAMOS: QUE DEBEMOS ABSOLVER Y ABSOLVEMOS DEL DELITO DE QUE SON ACUSADOS A LOS PROCESADOS DON JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, DON AUGUSTO BARRADO, DON JULIO RUIZ DE ALDA, DON RAIMUNDO FERNÁNDEZ-CUESTA, DON ALEJANDRO SALAZAR SALVADOR, DON JOSÉ GUITARTE IRIGARA Y DON MANUEL VALDES LARRAÑAGA... IGUALMENTE, Y EN VIRTUD DE LA ANTERIOR ABSOLUCIÓN, DEBEMOS DECLARAR Y DECLARAMOS NO HABER LUGAR A LA DISOLUCIÓN DE LA ASOCIACIÓN FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J.O.N.S."

Consecuencia.

La Falange es legal. Es ilegal, faccioso, vituperable y cobarde esto que con la Falange hace el Gobierno. Sus centros están clausurados contra derecho; miles de sus afiliados están en prisión contra derecho; su vida legal se cohibe contra derecho. Incluso la censura ha cometido el abuso de prohibir la publicación de la sentencia transcrita. Sépase, pues, que si los nacionalsindicalistas tienen que acudir a vías apartadas para comunicarse y actuar lícitamente, es porque no ellos, sino el Gobierno se ha colocado fuera de la ley.

No Importa. Año I, núm. 1, 20 de mayo de 1936.


Sugerencias, correcciones y aportaciones:
ocja@rumbos.net
busqueda.gif (2428 bytes)indices.gif (2150 bytes)principal.gif (2310 bytes)