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  TEMAS Y CONCEPTOS QUE EXPLAYÓ JOSÉ ANTONIO EN LA REUNIÓN CELEBRADA EN GREDOS LOS DÍAS 15 Y 16 DE JUNIO DE 1935, OCASIÓN EN QUE LA JUNTA POLÍTICA DECIDIÓ IR AL ALZAMIENTO

"España va irremediablemente hacia la dictadura de Largo Caballero, que será peor que la de Stalin, pues éste quiere hacer un Estado marxista y el otro ignora lo que quiere. Seremos pasto de la horda rusa, que nos arrollará, y no tenemos más remedio que ir a la guerra civil. Hoy no hay más fuerza nueva y sana que nosotros y los carlistas, y nos hace falta el apoyo material, que tenemos que buscarlo en el Ejército, al que hay que sumar a nuestro Movimiento. Sería conveniente la formación de un Frente Nacional para evitar que las elecciones las ganen las izquierdas, que tienen todas las probabilidades del triunfo. Pero con todo, como la revolución de octubre no tuvo desenlace, éste tendrá que producirse."

José Antonio habló como media hora, trazando un bosquejo, certero y pesimista, de la situación de España. Las Cortes, incapaces y gárrulas, eran impotentes para hacer frente a los problemas del país. La liquidación del Octubre rojo se consumaba con toda vileza. Y a la par, crecía la marejada izquierdista; en los medios proletarios se abría camino la idea del Frente Popular.

Haríamos concentrar en un punto próximo a la frontera portuguesa unos miles de nuestros hombres de Primera Línea. Allí serían armados. Allí aparecería a su frente un general, del que se nos ocultó el nombre. Y nos lanzaríamos a la lucha, planteando un hecho consumado a los patriotas de corazón que no tuvieran borrado el sentido del honor y de la vergüenza, bien por contacto con los grupos políticos exentos de quijotismo y de virtud heroica, o por la contaminación con las ideas antinacionales.

"No tenemos más salida que la insurrección. Hay que ir a ella, aun cuando perezcamos todos. Y mientras llega, vamos a montar una Primera Línea capaz de aguantar todos los ataques y las represalias que se nos impongan. Tenemos demasiados camaradas valientes con nosotros. Incluso me tiene intranquilo la propensión aventurera y arriscado de docenas y docenas de "camisas azules" que gustan del riesgo más de la cuenta. Si no los disciplinamos, no sólo van a dar disgustos a los marxistas. Pero con todo su ardimiento y sus defectos, ¡son tan admirables!... No iremos a un complot si no es para una cosa seria y revolucionaria y en la seguridad de que nuestra política, caso de triunfar, y nuestra apetencia revolucionaria sean las que prevalezcan. En todo caso habremos de ir sin perder el control de nuestras fuerzas, sin que se desdibujen nuestros cuadros. Mientras no se nos den las garantías más terminantes no haremos nada. Y ya verán cómo, al triunfar las izquierdas, acuden a vosotros esos mismos que ahora nos desdeñan porque tenemos pocos votos.

Las izquierdas acentuarán su sectarismo y su barbarie. Los republicanos se verán pronto desbordados por socialistas, comunistas y anarquistas. España irá hacia la revolución y el caos a velas desplegadas. Ya verán cómo el peligro nos fortalece. Fracasará de una vez y para siempre el ensayo populista. Las masas agrarias se vendrán con nosotros. Y la clase media y una minoría obrera. La misma necesidad nos hará perfeccionar nuestros cuadros. Todo depende de que conservemos la disciplina y de que no haya confusionismos peligrosos. Tengan en cuenta que únicamente las minorías son las que hacen la Historia y las revoluciones. Entre los militares cada día tenemos más ambiente. En Africa hay ya una organización clandestina magnífica, que está en muy buenas manos. Sin nosotros, nadie podrá hacer nada práctico. No podemos esperar a que las cosas se pongan a nuestro gusto. Si hay que caer no olviden que será por España. ¿Es que no han caído nuestros mejores? Lo que hizo Matías Montero ¿no debo hacerlo yo, que era su jefe? ¿Y Carrión, y Pérez Almeida, y todos los demás?"

Analizó la situación política de España, los derroteros del Gobierno y los nuevos avances de la subversión marxista, quedando acordado que la Falange comparecería en la futura contienda electoral para hacer propaganda y nada más, pero, al mismo tiempo, se orientaría incesantemente a la proyección y preparación de un Alzamiento armado, considerado ya ineludible.

"Yo os digo que en las próximas elecciones el triunfo será de las izquierdas y que Azaña volverá al Poder. Y entonces a nosotros se nos plantearán días tremendos, que habremos de soportar con la máxima entereza. Pero creo que en vez de esperar la persecución con los brazos cruzados debemos ir al Alzamiento contando, a ser posible, con los militares, y si no, nosotros solos. Tengo el ofrecimiento de 10.000 fusiles y un general. Medios no nos faltarán. Nuestro deber es ir, por consiguiente, y con todas las consecuencias, a la guerra civil."

Se hizo recuento de fuerzas que en determinadas circunstancias actuarían. José Antonio habló de la actitud de ciertos generales. Indicó que el que más simpatía contaba en el país y más confianza inspiraba era Franco. Mencionó por vez primera a Yagüe, a Moscardó, a los activistas afiliados al Movimiento en las plazas africanas. Y se refirió a otros, especialmente a Mola y Goded, con los que ya había hablado en el verano de 1934.

Acordado el Movimiento armado como única solución, José Antonio afirmó que este acuerdo debía asentarse en una gran propaganda sindical en las bases. "Nos podremos adueñar del Poder, pero jamás del Pueblo si no hacemos la verdadera revolución."

Por último, se acordó penetrar en el Ejército por medio de una organización competente y responsable como era la "U.M.E." (Unión Militar Española) (1).

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(1)
De los temas tratados por José Antonio y sus camaradas en la reunión clandestina de la Junta Política, celebrada en el Parador de Gredos los días 1 5 y 16 de junio de 1935, dan prolija cuenta, entre otros, Francisco Bravo: José Antonio, el hombre, el jefe y el camarada, págs. 162 y siguientes, y Joaquín Arrarás Iribarne: Historia de la Cruzada Española, tomo VIII, págs. 358-59. A la reunión precitada asistieron los jefes territoriales Luna, Sancho Dávila, Hedilla, Bassas, Suevos y Panizo, los vocales de la Junta Política Sánchez Mazas, Raimundo, Onésimo, Alfaro, Salazar, Mateo y su presidente, Julio Ruiz de Alda. También concurrieron los consejeros Aizpurúa, Aguilar, Bravo, Sainz, el conde de Montarco, y Gil Ramírez y Enrique Sáenz, que estuvieron a cargo de la custodia.


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